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Las influencias espirituales y la mente
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criaturas. Y dondequiera que la vida de Dios esté en el corazón de
los hombres, inundará a otros de amor y bendición.—
El Camino a
Cristo, 77 (1892)
.
Todos reciben la vida de Dios
Todos los seres creados viven por la voluntad y el poder de Dios.
Son recipientes de la vida del Hijo de Dios. No importa cuán capa-
ces y talentosos sean, no importa cuán grandes sean sus aptitudes,
reciben la vida de la Fuente de toda vida. Él es el origen, la fuente de
vida. Únicamente Aquel que es el único que tiene inmortalidad, que
mora en luz y vida, podía decir: “Tengo poder para ponerla [su vida]
y tengo poder para volverla a tomar”.
Juan 10:18
.—
Manuscrito 131,
1897
;
Comentario Bíblico Adventista 5:1088
.
Satanás usa la influencia de la mente sobre la mente
Al ser expulsado del cielo, Satanás estableció su reino en este
mundo, y desde entonces se ha esforzado incansablemente para
engañar a los seres humanos y apartarlos de su lealtad a Dios. Usa
el mismo poder que usó en el cielo: la influencia de la mente sobre
la mente. Los hombres llegan a ser tentadores de sus semejantes. Se
acarician los fuertes y corrompidos sentimientos de Satanás, los que
ejercen un poder persuasivo y poderoso. Bajo la influencia de estos
sentimientos, los hombres se unen en confederaciones, en gremios,
y en sociedades secretas. Hay en operación en el mundo agencias
que Dios no tolerará por mucho más tiempo.—
Carta 114, 1903
.
Satanás emplea sus poderes para fines egoístas
Satanás tiende redes y trampas, como las trampas del cazador,
todas preparadas para atrapar a las almas. Es su propósito que los
hombres utilicen las facultades que Dios les ha dado para satisfacerse
a sí mismos en lugar de emplearlas para glorificar a Dios. El Señor
quiere que los hombres trabajen para una obra que les proporcionará
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paz y gozo y les producirá un provecho eterno. Pero Satanás desea
que concentremos nuestros esfuerzos en aquello que no aprovecha
nada, en las cosas que perecen con el uso.—
The Review and Herald,
1 de septiembre de 1910
;
Nuestra Elavada Vocacion, 202
.