Página 109 - Mente, C

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Alimento para la mente
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nes frívolas o necias, en hacer chistes o bromas, o en hablar palabras
vanas. Hemos de dar cuenta a Dios de lo que decimos. Seremos
llevados a juicio por nuestras palabras apresuradas que no hacen
bien ni al que habla ni al que oye. Hablemos todos palabras que
tiendan a la edificación. Recuerde que usted tiene valor ante Dios.
No permitan que conversaciones vulgares o necias, o principios
equivocados constituyan su experiencia cristiana.—
Fundamentals
of Christian Education, 458 (1897)
.
Una mujer cuya visión pervirtió el corazón
—La Hna.______,
aunque posee excelentes cualidades naturales, está siendo alejada
de Dios por sus amigos y parientes incrédulos, quienes no aman la
verdad ni tienen simpatía por el sacrificio y la negación propia que
debe hacerse por amor a la verdad. La Hna._____ no ha sentido la
importancia de separarse del mundo, como ordena el mandato de
Dios. La visión de sus ojos y la audición de sus oídos han pervertido
su corazón.—
Testimonies for the Church 4:108 (1876)
.
Sonidos, espectáculos e influencias que desmoralizan
Tenéis motivos por experimentar profunda solicitud por vuestros
hijos, quienes han de hacer frente a tentaciones a cada paso que den
hacia adelante. Les resulta imposible evitar el trato con malas com-
pañías... Ven espectáculos, oyen sonidos y están sujetos a influencias
que tienden a desmoralizarlos y que, a menos que estén cabalmente
guardados, lograrán imperceptible pero seguramente corromperles
el corazón y deformar su carácter.—
El hogar adventista, 369 (1894)
.
Algunas asociaciones son como veneno lento
—Si mi voz pu-
diera llegar a los padres por todo el país les advertiría que no cedieran
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a los deseos de sus hijos en la elección de sus compañeros o asocia-
dos. Poco se dan cuenta los padres que los jóvenes aceptan mucho
más fácilmente las impresiones perjudiciales que las impresiones
divinas; por lo tanto sus asociaciones deberían ser las más favorables
para el crecimiento de la gracia y para que la verdad revelada en la
Palabra de Dios se establezca en su corazón.
Si los niños están con aquellos cuyas conversaciones tratan de
cosas sin importancia y terrenales, sus mentes bajarán a ese mismo
nivel. Si oyen burlas acerca de los principios de la religión y se
menosprecia nuestra fe, si se dejan caer en sus oídos objeciones
sutiles a la verdad, estas cosas se fijarán en sus mentes y moldearán
sus carácteres.