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Mente, Cáracter y Personalidad 1
Dios nos tendrá por responsables por el descuido prenatal
Las mujeres no siempre han seguido los dictados de la razón y en
cambio han obrado por impulso. No han sentido en elevado grado
las responsabilidades que descansaban sobre ellas y según las cuales
debían elegir compañeros para la vida que no estamparan sobre sus
hijos un grado de baja moralidad y una pasión por gratificar los
apetitos pervertidos a expensas de la salud y hasta de la vida. Dios
las tendrá por responsables en gran medida por la salud física y el
carácter moral que de este modo han transmitido a las generaciones
futuras...
Muchas personas que han pertenecido a esta clase se han casado
y han transmitido a sus hijos las taras de su propia debilidad física y
de su moral depravada. La complacencia de las pasiones animales
y de la tosca sensualidad han constituido características notables
de su posteridad, que se ha ido rebajando de una generación a otra,
aumentando las miserias humanas a un grado terrible y apresurando
la depreciación de la raza.—
Mensajes Selectos 2:486, 487 (1865)
.
Los padres equipan al niño para la vida
—Los hijos serán en
gran medida lo que sean sus padres. Las condiciones físicas de éstos,
sus disposiciones y apetitos, sus aptitudes intelectuales y morales, se
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reproducen, en mayor o menor grado, en sus hijos.—
El Ministerio
de Curación, 287 (1905)
.
Moldean la sociedad del futuro
—Cuanto más nobles sean los
propósitos que animen a los padres, cuanto más elevadas sus dotes
intelectuales y morales, cuanto más desarrolladas sus facultades
físicas, mejor será el equipo que para la vida den a sus hijos. Culti-
vando en sí mismos las mejores prendas, los padres influyen en la
formación de la sociedad de mañana y en el ennoblecimiento de las
futuras generaciones.
Los padres y las madres deben comprender su responsabilidad.
El mundo está lleno de trampas para los jóvenes. Muchísimos son
atraídos por una vida de placeres egoístas y sensuales. No pueden
discernir los peligros ocultos o el fin temible de la senda que a ellos
les parece camino de la felicidad. Cediendo a los apetitos y pasiones,
malgastan sus energías, y millones quedan perdidos para este mundo
y para el venidero. Los padres deberían recordar siempre que sus
hijos tienen que arrostrar estas tentaciones. Deben preparar al niño