Página 137 - Mente, C

Basic HTML Version

Herencia y ambiente
133
propio y la pureza, los espíritus seductores no tendrán influencia so-
bre nosotros. Los que nada hacen para estimular la tentación tendrán
fuerza para resistirla cuando venga; pero los que se mantienen en
una atmósfera de mal, ellos mismos tendrán la culpa si son vencidos
y caen. En lo futuro, se verán buenos motivos por los que se han
dado amonestaciones acerca de los espíritus seductores. Entonces
se verá la fuerza de las palabras de Cristo: “Sed, pues, vosotros
perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”.
Mateo 5:48
.—
Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 244;
197
.
Las hijas de Lot arruinadas por el ambiente
—Lot habitó po-
co tiempo en Zoar. La impiedad reinaba allí como en Sodoma, y
tuvo miedo de quedarse, por temor a que la ciudad fuese destruida.
Poco después Zoar fue destruida, tal como Dios lo había proyectado.
Lot se fue a los montes y vivió en una caverna, privado de todas las
cosas por las cuales se había atrevido a exponer a su familia a la
influencia de una ciudad impía. Pero hasta allá le siguió la maldición
de Sodoma. La infame conducta de sus hijas fue la consecuencia
de las malas compañías que habían tenido en aquel vil lugar. La
depravación moral de Sodoma se había filtrado de tal manera en su
carácter, que ellas no podían distinguir entre lo bueno y lo malo. Los
únicos descendientes de Lot, los moabitas y amonitas, fueron tribus
viles e idólatras, rebeldes contra Dios, y acérrimos enemigos de su
pueblo.—
Historia de los Patriarcas y Profetas, 164 (1890)
.
Evitemos las malas compañías
—Pocos comprenden la impor-
tancia que tiene el rehuir, hasta donde sea posible, todas las compa-
[152]
ñías que no favorecen la vida religiosa. Al elegir su ambiente, pocos
son los que dan la primera consideración a la prosperidad espiritual.
Los padres acuden con sus familias a las ciudades, porque se
imaginan que allí es más fácil ganarse la vida que en el campo. Los
hijos, no teniendo qué hacer cuando no están en la escuela, se educan
en la calle. De las malas compañías adquieren hábitos de vicio y
disipación. Los padres ven todo esto, pero la corrección de su error
requeriría un sacrificio y permanecen donde están, hasta que Satanás
obtiene pleno dominio de sus hijos. Mejor es sacrificar cualesquiera
consideraciones mundanales, o aun todas ellas, antes que poner en
peligro las almas preciosas confiadas a vuestro cuidado.—
Joyas de
los Testimonios 2:74 (1882)
.