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La seguridad en el hogar
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para los extraños, y manifestar irritabilidad en el hogar, destruyendo
así la paz y la alegría...—
Nuestra Elavada Vocacion, 181 (1894)
.
Debe evitarse el lenguaje vulgar
—Padres y madres, esposos
y esposas, les ruego que no se dejen dominar por pensamientos
bajos y lenguaje vulgar. Las palabras rudas, las bromas bajas, la
falta de cortesía en la vida de hogar, dejarán una impresión sobre
ustedes, y si se repiten con frecuencia suficiente, llegarán a ser una
segunda naturaleza. El hogar es un lugar demasiado sagrado como
para contaminarlo con vulgaridad, sensualidad y recriminaciones.
Hay un Testigo que declara: “Conozco tus obras”. Permitan que el
amor, la verdad, la bondad y la paciencia sean las plantas que se
cultiven en el jardín del corazón.—
Carta 18b, 1891
.
Nunca manifieste rudeza o falta de bondad
—¿Nunca mani-
fiesta usted rudeza, falta de bondad y falta de cortesía en el hogar? Si
manifiesta dureza en su hogar, no importa cuán elevada pueda ser su
profesión, usted está quebrantando los mandamientos de Dios.—
The
Review and Herald, 29 de marzo de 1892
.
Los amigos no deben inmiscuirse en el la vida familiar (con-
sejo a un joven)
—El círculo del hogar debería ser considerado como
un lugar sagrado, un símbolo del cielo, un espejo para reflejarnos.
Podemos tener amigos y conocidos, pero no deben inmiscuirse en la
vida del hogar. Debería existir un fuerte sentido de pertenencia, que
produzca una sensación de tranquilidad, reposo y confianza.
Pero su asociación con otras mujeres y niñas ha sido una fuente
de tentación para ellas, conduciéndolas a tomarse libertades y so-
brepasar el límite que la relación matrimonial impone sobre cada
hombre y mujer. Usted no lo percibió, pero su amor por las diversio-
nes y el espíritu que usted estimuló no impresionaron a otros con lo
sagrado de la relación matrimonial.
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La vida familiar práctica es la gran prueba del carácter. Por su
tierna consideración en el hogar, por el ejercicio de la paciencia,
la bondad y el amor, un hombre determina su carácter.—
Carta 17,
1895
.
Las esposas anhelan palabras de amor
—Muchas mujeres an-
helan de sus esposos, quienes las han elegido para ser las compañeras
de su vida, palabras de amor y bondad y las atenciones y cortesías
usuales que les corresponden. Cuántas dificultades y qué marea
de males e infelicidad se podrían haber evitado si los hombres, y