Página 152 - Mente, C

Basic HTML Version

148
Mente, Cáracter y Personalidad 1
padres duermen, no temiendo ningún peligro, mientras las mentes y
los cuerpos de sus hijos se están arruinando.
Algunos padres ni siquiera se preocupan por tener a sus hijos
consigo cuando están en la casa de Dios. Las jovencitas asisten a las
reuniones y se sientan, tal vez con sus padres, pero más frecuente-
mente en los asientos de atrás. Tienen el hábito de encontrar excusas
para salir de la iglesia. Los muchachos comprenden esto y salen
antes o después que salieron las niñas y entonces, al terminar la
reunión, las acompañan a la casa. Los padres no son más sabios por
esto. Por otra parte, dan excusas para volver caminando, y los mucha-
chos y las niñas se reúnen en un parque u otro lugar aislado, y juegan
y pasan un momento de excitación, sin que los vean ojos experimen-
tados que puedan ayudarles a andar con cautela.—
Testimonies for
the Church 2:481, 482 (1870)
.
[170]
La dieta y la influencia de los padres
—Si los padres hubie-
sen vivido en forma saludable, si hubiesen estado satisfechos con
un régimen sencillo, habrían ahorrado muchos gastos. El padre no
habría estado obligado a trabajar más allá del límite de sus fuerzas
a fin de satisfacer las necesidades de su familia. Un régimen nu-
tritivo y sencillo no habría influido para excitar indebidamente el
sistema nervioso y las pasiones animales, produciendo mal humor e
irritabilidad. Si el niño consumiera únicamente alimentos sencillos,
tendría la cabeza despejada, los nervios firmes y el estómago sano;
y por tener un organismo en buenas condiciones, no padecería de
inapetencia; y con todo esto, la generación actual estaría en una con-
dición mucho mejor que la que tiene ahora. Pero aun ahora, en este
período tardío, es posible hacer algo para mejorar nuestra condición.
La temperancia en todas las cosas es necesaria. Un padre temperante
no se quejará si no tiene una gran variedad de alimentos en la me-
sa. La manera sana de vivir mejorará la condición de la familia en
todo sentido, y permitirá que la esposa y madre tenga tiempo para
dedicarlo a sus hijos. Los padres deberían estudiar detenidamente en
qué forma pueden preparar mejor a sus hijos a fin de que sean útiles
en este mundo y sean idóneos para el cielo. Deberían contentarse
con que sus hijos tengan vestidos limpios, sencillos, pero cómodos,
libres de bordados y adornos. Deben trabajar seriamente para conse-
guir que sus hijos posean los adornos interiores, el ornamento de un