Página 153 - Mente, C

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La influencia de los padres
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espíritu humilde y sereno, lo cual tiene un gran valor a la vista de
Dios.—
Mensajes Selectos 2:502 (1865)
.
El esposo, el que une el hogar
—Un padre cristiano es el lazo
que une a su familia, vinculándolos estrechamente al trono de Dios.
Nunca ha de decaer su interés por sus hijos. El padre que tiene
varios varones no debería dejar a estos varones inquietos totalmente
al cuidado de la madre. Es una carga demasiado pesada para ella.
Debería hacerse amigo y compañero de ellos. Debería esforzarse por
protegerlos de las malas compañías. Puede ser difícil para la madre
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ejercer autocontrol. Si el esposo ve que la debilidad de su esposa
está poniendo en peligro la seguridad de sus hijos, él debiera llevar
una parte mayor de la carga, haciendo todo lo que está de su parte
para conducir a sus muchachos a Dios.—
The Review and Herald, 8
de julio de 1902
.
Las madres no han de buscar excitación
—Las madres que
tienen que disciplinar mentes juveniles y formar el carácter de sus
hijos, no debieran buscar la excitación del mundo con el fin de
estar alegres y ser felices. Tienen una tarea importante en la vida, y
tanto ellas como los suyos deben disponer de su tiempo en forma
provechosa. El tiempo es uno de los valiosos talentos que Dios nos
ha confiado y del cual nos pedirá cuenta. Derrochar el tiempo es
malograr la inteligencia. Las facultades de la mente son susceptibles
de gran desarrollo. Es deber de las madres cultivar sus propias
inteligencias y conservar puros sus corazones. Debieran aprovechar
de todos los medios a su alcance para su mejoramiento intelectual y
moral, a fin de estar preparadas para cultivar la mente de sus hijos.
Aquellas que satisfacen su inclinación a estar siempre en compañía
de alguien, se sentirán pronto incómodas a menos que hagan visitas
o las reciban. Las tales no tienen la facultad de adaptarse a las
circunstancias. Los deberes sagrados y necesarios del hogar les
parecen vulgares y faltos de interés. No les agrada el examen o
la disciplina propias. La mente anhela las escenas cambiantes y
excitantes de la vida mundanal; se descuida a los hijos por complacer
las inclinaciones, y el ángel registrador escribe “siervos inútiles”.
Dios se propone que nuestras mentes no carezcan de propósito, sino
que hagan el bien en esta vida.—
EC 25 (1872)
.
La madre que amamanta ha de mantenerse feliz
—El carácter
del niño también es más o menos afectado por la naturaleza del