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Mente, Cáracter y Personalidad 1
que dará al mundo una lección objetiva de lo que pueden ser las
familias que aman a Dios y guardan sus mandamientos. Cristo será
glorificado; su paz, su gracia y su amor compenetrarán el círculo
familiar como un perfume precioso.—
The Review and Herald, 17
de noviembre de 1896
;
El hogar adventista, 13 (1894)
.
El principio de la paz
—No se ve inquietud en el hogar si Cristo
es el principio de la paz que opera en su alma. Allí no hay falta de
cortesía. Allí no hay aspereza ni lenguaje hiriente. ¿Por qué? Porque
creemos que somos miembros de la familia real y actuamos como
hijos del Rey celestial, unidos a Jesucristo por el más fuerte lazo de
amor,—ese amor que obra por la fe y purifica el alma. Usted ama
a Jesús y está constantemente luchando para vencer todo egoísmo,
y para ser una bendición, consuelo, fortaleza y un apoyo para las
almas que El ha comprado con su sangre.
No puedo ver por qué no deberíamos tratar de ser más fervientes
en traer la paz de Cristo directamente a nuestra familia de lo que so-
mos cuando trabajamos por los que no tienen una conexión viviente
con nosotros; pero si tenemos la religión en el hogar, se extenderá
fuera de él. La tendrán en todas partes. La llevarán consigo a la
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iglesia. La pueden llevar con ustedes cuando vayan al trabajo. Estará
con ustedes dondequiera que estén. Lo que queremos es la religión
en el hogar. Lo que necesitamos es el principio de la paz que controle
nuestros espíritus y nuestra vida y carácter a la semejanza de la vida
de Cristo que El nos dio como ejemplo.—
Manuscrito 36, 1891
.
El amor se revela en los actos
—De todo hogar cristiano de-
bería irradiar una santa luz. El amor debe expresarse en hechos.
Debe manifestarse en todas las relaciones del hogar y revelarse en
una amabilidad atenta, en una suave y desinteresada cortesía. Hay
hogares donde se pone en práctica este principio, hogares donde se
adora a Dios, y donde reina el amor verdadero. De estos hogares, de
mañana y de noche, la oración asciende hacia Dios como un dulce
incienso, y las misericordias y las bendiciones de Dios descienden
sobre los suplicantes como el rocío de la mañana.—
Historia de los
Patriarcas y Profetas, 140 (1890)
.
El cristianismo en el hogar brilla en todas partes
—El esfuer-
zo para hacer del hogar lo que debe ser: un símbolo del hogar celes-
tial, nos prepara para obrar en una esfera más amplia. La educación
obtenida al manifestar tierna consideración unos hacia otros nos