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Mente, Cáracter y Personalidad 1
influencia correcta debería tener un control perfecto sobre sí mismo,
y su propio corazón debería estar ricamente imbuido de amor por
sus alumnos, lo que se manifestará en su apariencia, palabras y ac-
tos. Debería tener firmeza de carácter; entonces podrá moldear las
mentes de sus alumnos, así como también instruirlos en las ciencias.
La educación temprana de los jóvenes generalmente forma su
carácter para la vida. Los que tratan con los jovencitos deberían ser
muy cuidadosos en desarrollar las cualidades de la mente, para que
puedan saber cómo dirigir mejor sus facultades, y para que puedan
ejercitarlas de la mejor manera posible.—
The Review and Herald,
14 de julio de 1885
.
Desarrollar las cualidades superiores de la mente
—Debería
ejercerse el mayor cuidado en la educación de los niños y variar la
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instrucción como para desarrollar las elevadas y nobles facultades de
la mente. Los padres y los maestros de las escuelas están ciertamen-
te descalificados para educar adecuadamente a los niños si no han
aprendido primero las lecciones de dominio propio, paciencia, tole-
rancia, suavidad y amor. ¡Qué posición importante para los padres,
tutores y maestros! Muy pocos perciben las necesidades más esen-
ciales de la mente y saben cómo dirigir el intelecto en desarrollo, los
pensamientos y sentimientos en crecimiento de los jóvenes.—
The
Review and Herald, 14 de julio de 1885
.
Ser inspirados por el Espíritu Santo
—Tratar con las mentes
humanas es la tarea más delicada que puede hacerse, y los maestros
necesitan ser inspirados por el Espíritu de Dios para que puedan ser
capaces de hacer bien su trabajo.—
Manuscrito 8, 1899
.
Afrontar las faltas
—Nunca los eduquen dando publicidad a
los errores y faltas de ningún alumno, pues ellos lo considerarán
una virtud en ellos exponer las faltas de otros. Nunca humillen a un
alumno presentando sus equivocaciones y quejas y pecados delante
del alumnado: no se puede hacer nada más efectivo que esto para
endurecer su corazón y confirmarlo en el mal. Hablen y oren con
él a solas, y muestren la misma ternura que Cristo les demostró a
ustedes, los maestros. Nunca estimulen a un alumno a criticar y
hablar de las faltas de otro. Escondan una multitud de pecados de
toda manera posible, siguiendo la forma de Cristo para sanarlo. Esta
clase de educación será una bendición, que será visible en esta vida y
alcanzará a serlo en la futura vida inmortal.—
Manuscrito 34, 1893
.