Página 188 - Mente, C

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Mente, Cáracter y Personalidad 1
Testimonies for the Church 4:223, 224 (1876)
;
Testimonios Selectos
3:265, 266
.
El verdadero amor es espiritual
—El amor, fuera del ámbito
de la pasión y el impulso, llega a espiritualizarse y se revela en
palabras y actos. Un cristiano debe tener ternura y amor santificados,
en los cuales no hay impaciencia o desasosiego; los modales rudos y
ásperos deben ser suavizados por la gracia de Cristo.—
Testimonies
for the Church 5:335 (1885)
.
El amor vive de la acción
—El amor no puede vivir sin acción,
y cada acto lo aumenta, fortalece y extiende. El amor alcanzará
la victoria donde la discusión y la autoridad sean impotentes. El
amor no obra por ganancia o recompensa; sin embargo, Dios ha
manifestado que toda labor de amor tendrá una gran ganancia como
seguro resultado. Su naturaleza es difundirse, y obrar en forma
tranquila, aunque en su propósito es poderoso para vencer grandes
males. Su influencia enternece y transforma, y al apoderarse de la
vida de los pecaminosos afecta su corazón aun cuando ningún otro
medio haya tenido éxito.
Donde quiera que se emplee el poder del intelecto, de la autoridad
o de la fuerza, y no se manifieste la presencia del amor, los afectos y
la voluntad de aquellos a quienes procuramos alcanzar, asumen una
actitud defensiva y rebelde, y se refuerza su resistencia. Jesús fue el
Príncipe de paz. Vino al mundo para poner en sujeción a sí mismo
la resistencia y la autoridad. Podía disponer de sabiduría y fortaleza,
pero los medios que empleó para vencer el mal, fueron la sabiduría
y la fuerza del amor.—
Joyas de los Testimonios 1:208 (1868)
.
Evidencias de un nuevo principio de vida
—Cuando los hom-
bres no están vinculados por la fuerza o los intereses propios, sino
por el amor, manifiestan la obra de una influencia que está por enci-
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ma de toda influencia humana. Donde existe esta unidad, constituye
una evidencia de que la imagen de Dios se está restaurando en la
humanidad, que ha sido implantado un nuevo principio de vida.
Muestra que hay poder en la naturaleza divina para resistir a los
agentes sobrenaturales del mal, y que la gracia de Dios subyuga el
egoísmo inherente en el corazón natural.—
El Deseado de Todas las
Gentes, 632 (1898)
.
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