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Mente, Cáracter y Personalidad 1
nacen bajo el influjo de las pasiones animales, mientras sus faculta-
des morales sólo se desarrollan débilmente. Estos niños necesitan la
más cuidadosa enseñanza para extraer, fortalecer y desarrollar las
facultades morales e intelectuales a fin de que éstas puedan tomar el
dominio.—
Testimonies for the Church 2:480 (1870)
.
El proceso de degradación
—La mente de un hombre o de una
mujer no descienden en un momento de la pureza y la santidad a la
depravación, la corrupción y el crimen. Lleva tiempo transformar
lo humano a lo divino o degradar a los que fueron formados a la
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imagen de Dios a lo brutal o satánico.
Por la contemplación somos transformados. Aunque formados
a la imagen de su Hacedor, el hombre puede educar su mente de
modo que el pecado que una vez detestaba llegue a ser placentero
para él. Cuando cesa de velar y orar, deja de cuidar la ciudadela, el
corazón, y se entrega al pecado y el crimen. La mente se rebaja, y
es imposible elevarla de la corrupción mientras recibe la educación
que esclaviza las facultades morales e intelectuales y las pone bajo
la sujeción de las pasiones más groseras.
Debe librarse una lucha constante contra la mente carnal; y
debemos ser auxiliados por la refinadora influencia de la gracia de
Dios, que atraerá la mente hacia arriba y la acostumbrará a meditar
sobre cosas puras y santas.—
Testimonies for the Church 2:478, 479
(1870)
.
Consejos a las mujeres
—Con corazón angustiado escribo que
en esta época las mujeres, casadas y solteras, con demasiada frecuen-
cia no observan la reserva necesaria. Coqueteando, estimulan las
atenciones de hombres solteros y casados y los que son moralmente
débiles quedan seducidos.
Al tolerar estas cosas, se amortiguan los sentidos morales y se
ciega el entendimiento de manera que el delito no parece pecami-
noso. Se despiertan pensamientos que no se habrían despertado si
la mujer hubiese conservado su lugar con toda modestia y seriedad.
Puede ser que no tuvo ella misma propósito o motivo ilícito, pero
estimuló a hombres que son tentados, y que necesitan toda la ayuda
que puedan obtener de quienes los traten.
Si ellas se hubiesen mantenido circunspectas y reservadas y si,
en vez de permitirse libertades y recibir atenciones injustificables,
hubiesen mantenido un alto tono moral y una dignidad apropiada,