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Amor y sexualidad en la experiencia humana
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constantemente para alejarse de lo terreno, de las conversaciones
vulgares, de todo lo sensual, y apuntar a la nobleza del alma y a
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un carácter puro y sin mancha. Su nombre puede permanecer tan
puro que, con justicia, no podrá relacionarse con nada deshonesto o
injusto, sino que será respetado por todo lo bueno y puro, y podrá
ser anotado en el libro de la vida del Cordero.—
Medical Ministry,
143, 144 (1885)
.
Satanás o Cristo controlan
—Cuando la mente no está bajo la
influencia directa del Espíritu de Dios, Satanás puede moldearla a
su voluntad. Depravará todas las facultades de raciocinio que pueda
controlar. Está completamente opuesto a Dios en sus gustos, puntos
de vista, preferencias, [simpatías y antipatías,] elección de las cosas
y propósitos; no hay gusto por las cosas que Dios ama o aprueba,
sino un deleite en aquellas cosas que El desprecia....
Si Cristo mora en el corazón estará en todos nuestros pensamien-
tos. Nuestros pensamientos más profundos serán de El, de su amor,
su pureza. El llenará todas las cámaras de nuestra mente. Nuestros
afectos se centrarán en Jesús. Todas nuestras esperanzas y expectati-
vas estarán relacionadas con El. [Vivir la vida que ahora vivimos por
fe en el Hijo de Dios, aguardando y amando su venida, será el gozo
supremo del alma.] El será la corona de nuestro gozo.—
En Lugares
Celestiales, 165 (1891)
.
Una vigilancia de por vida
—Mientras dure la vida es preci-
so resguardar los afectos y las pasiones con un propósito firme.
Hay corrupción interna; hay tentaciones externas; y siempre que
deba avanzar la obra de Dios, Satanás hará planes para disponer
las circunstancias de modo que la tentación sobrevenga con poder
aplastante sobre el alma. No podemos estar seguros ni un momento
a menos que dependamos de Dios y nuestra vida esté oculta con
Cristo en Dios.—
Comentario Bíblico Adventista 2:1026 (1891)
.
Dios está preparando un pueblo
—El pueblo de Dios no sólo
debe conocer su voluntad, sino también debe practicarla. Muchos
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serán eliminados del número de los que conocen la verdad porque
no fueron santificados por ella. La verdad debe penetrar en sus cora-
zones, santificarlos y limpiarlos de toda mundanalidad y sensualidad
en su vida más íntima. El templo del alma debe ser limpiado. Cada
acto secreto es como si estuviéramos en la presencia de Dios y de