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Mente, Cáracter y Personalidad 1
hagan útiles en el hogar, se están educando en los deberes prácticos
apropiados a su edad.
Si a los niños se les imparte la debida preparación en el hogar,
no se les encontrará en las calles asimilando la educación azarosa
que muchos reciben. Los padres que aman a sus hijos de una manera
sensata, no les permitirán desarrollarse con hábitos de pereza y en la
ignorancia de cómo se realizan los deberes domésticos.—
Consejos
para los Maestros Padres y Alumnos, 141; 115 (1913)
.
Lo que cada mujer debería saber
—Muchas damas, tenidas
por muy educadas, que se graduaron con honores de alguna institu-
ción de enseñanza, son vergonzosamente ignorantes de los deberes
prácticos de la vida. Están desprovistas de las cualidades necesarias
para el manejo adecuado de la familia, esencial para su felicidad.
Pueden hablar de la elevada esfera de la mujer y de sus derechos, y
sin embargo ellas mismas quedan muy por debajo de la verdadera
esfera de la mujer.
Toda hija de Eva tiene el derecho de poseer un completo cono-
cimiento de los deberes domésticos, de recibir educación en cada
departamento del trabajo del hogar. Cada señorita debería ser educa-
da de modo tal que, si fuera llamada a ser esposa y madre, pudiera
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gobernar su dominio como una reina. Debería ser plenamente com-
petente para guiar e instruir a sus hijos...
Tiene el derecho y privilegio de comprender el mecanismo del
cuerpo humano y los principios de la higiene, los temas de la dieta y
del vestido, al trabajo y de la recreación, e innumerables otros temas
que conciernen íntimamente al bienestar de su familia. Tiene el de-
recho de obtener el conocimiento de los mejores métodos para tratar
las enfermedades que pueda cuidar de sus niños en la postración, en
lugar de dejar a sus preciosos tesoros en las manos de enfermeras y
médicos extraños.—
The Signs of the Times, 29 de junio de 1882
;
Fundamentals of Christian Education, 75
.
Cuando las mujeres dejaron de ejercitar la mente
—Las mu-
jeres que profesan piedad generalmente dejan de adiestrar la mente.
La dejan sin control, para que vaya donde ella quiera. Esto es un
gran error. Muchas no parecen tener poder mental. No han educado
su mente para pensar; y porque no lo han hecho, suponen que no
pueden hacerlo. Se necesitan la meditación y la oración para crecer
en la gracia.