Página 257 - Mente, C

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Problemas de los jóvenes
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No hay mayor estabilidad entre las mujeres porque hay muy poco
cultivo de la mente, muy poca reflexión. Dejan la mente en un estado
de inactividad y se apoyan en otros para la tarea del cerebro, para
hacer planes, para pensar y recordar por ellas, y de esa manera se
vuelven cada más ineficientes. Algunas necesitan disciplinar la men-
te por el ejercicio. Deberían obligarse a pensar. Mientras dependen
de otros para que piensen por ellas, para que les resuelvan sus difi-
cultades y rehúsan cargar su mente con pensamientos, continuará su
incapacidad de recordar, de mirar hacia adelante y de discernir. Cada
persona debe hacer esfuerzos para educar su mente.—
Testimonies
for the Church 2:187, 188 (1868)
.
La forma de vestir de una mujer es un indicador de su men-
te
—La ropa es un indicador de la mente y del corazón. Lo que se
pone exteriormente es un signo de lo que hay interiormente. No se
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requiere capacidad intelectual ni una mente cultivada para vestirse
en forma exagerada. El mismo hecho de que la mujer puede poner
sobre su cuerpo tal cantidad de artículos de vestir innecesarios mues-
tra que no pueden tener tiempo para cultivar su intelecto y almacenar
en su mente conocimientos útiles.—
Manuscrito 76, 1900
.
La necesidad de pureza de pensamiento y acción
—Os insto
sobre la necesidad de la pureza en todo pensamiento, en toda palabra
y en toda acción. Tenemos una responsabilidad individual ante Dios,
una obra individual que nadie puede hacer por nosotros. Consiste
en hacer al mundo mejor por el precepto, el esfuerzo personal y
el ejemplo. Aun cuando debemos cultivar la sociabilidad, no lo
hagamos meramente por diversión, sino con un propósito. Hay almas
que salvar.—
The Review and Herald, 10 de noviembre de 1885
;
El
Evangelismo, 361
.
La masturbación rebaja la mente
—Algunos niños comien-
zan la práctica de la contaminación propia [masturbación] en su
infancia; y al aumentar su edad, las pasiones lujuriosas crecen con
su crecimiento y se fortalecen con su fuerza. Sus mentes no des-
cansan. Las niñas desean la compañía de los varones, y los varones
la de las niñas. Su conducta no es reservada y modesta. Son atre-
vidos y osados, y se toman libertades indecentes. El hábito de la
masturbación ha rebajado sus mentes y manchado sus almas. Los
Véase
Conducción del Niño, 411-441
.