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Mente, Cáracter y Personalidad 1
religosos, y sin embargo no ha sentido su miserable pecaminosidad
sin Cristo. Si, en su apasionamiento, puede alejarse repetidamente
de la reunión de oración—donde Dios se encuentra con su pueblo—
a fin de gozar de la asociación con quien no ama a Dios y no ve
atractivo en la vida religiosa, ¿cómo puede usted esperar que Dios
prospere tal unión?—
Testimonies for the Church 3:44 (1872)
.
El casamiento con incrédulos
—Hay en el mundo cristiano una
indiferencia asombrosa y alarmante para con las enseñanzas de la
Palabra de Dios acerca del casamiento de los cristianos con los in-
crédulos. Muchos de los que profesan amar y temer a Dios prefieren
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seguir su propia inclinación antes que aceptar el consejo de la sabi-
duría infinita. En un asunto que afecta vitalmente la felicidad y el
bienestar de ambas partes, para este mundo y el venidero, la razón,
el juicio y el temor de Dios son puestos a un lado, y se deja que
predominen el impulso ciego y la determinación obstinada.
Hombres y mujeres que en otras cosas son sensatos y concien-
zudos cierran sus oídos a los consejos; son ciegos a las súplicas y
ruegos de amigos y parientes, y de los siervos de Dios. La expresión
de cautela o amonestación es considerada como entrometimiento im-
pertinente, y el amigo que es bastante fiel para hacer una reprensión,
es tratado como enemigo. Todo esto está de acuerdo con el deseo
de Satanás. El teje su ensalmo en derredor del alma, y ésta queda
hechizada, infatuada. La razón deja caer las riendas del dominio
propio sobre el cuello de la concupiscencia, la pasión no santificada
predomina, hasta que, demasiado tarde, la víctima se despierta para
vivir una vida de desdicha y servidumbre. Este no es un cuadro
imaginario, sino un relato de hechos ocurridos. Dios no sanciona las
uniones que ha prohibido expresamente.—
Joyas de los Testimonios
2:123 (1885)
.
La definición de un incrédulo
—Aunque el compañero de su
elección fuese digno en todos los demás respectos (y me consta que
no lo es), no ha aceptado la verdad para este tiempo; es incrédulo, y
el Cielo le prohíbe a usted unirse con él. Usted no puede, sin peligro
para su alma, despreciar esta recomendación divina.—
Joyas de los
Testimonios 2:121 (1885)
.
El terreno prohibido de los caprichos no santificados (con-
sejo a un ministro)
—Se me ha mostrado que usted está en un grave
peligro. Satanás anda tras usted, y a veces le ha susurrado fábulas