276
Mente, Cáracter y Personalidad 1
de que Dios te está mirando; puedes sentirte en libertad de expresar
con hechos los impulsos del corazón natural, que puedes complacer
tu liviandad y frivolidad, pero de todas estas cosas tendrás que dar
cuenta. Según lo que siembras cosecharás, y si estás eliminando el
fundamento de tu casa, quitando a tu cerebro su alimento y a tus
nervios su poder, por la disipación y la complacencia del apetito y
la pasión, tendrás que rendir cuentas a quien dice: “Yo conozco tus
obras”.—
The Review and Herald, 29 de marzo de 1892
.
El placer indiscriminado empequeñece la mente
—Del mis-
mo modo que el comer apresuradamente el alimento temporal es
perjudicial para la salud física, el tragar ávidamente todo lo que
tenga la apariencia de placeres, empequeñece la mente, y la lleva
a rechazar el alimento espiritual que se le presenta. Se educa la
mente para anhelar placeres así como el ebrio anhela un vaso de
[324]
licor. Parece imposible resistir la tentación. El pensamiento sobrio
es disgustante porque la presentación no es satisfactoria. No hay
nada placentero en la idea de leer y estudiar las palabras de vida
eterna.—
Carta 117, 1901
.
Entretenimientos peligrosos
—Cualquier entretenimiento que
los inhabilita para la oración secreta, para la devoción en el altar de
la oración, o para tomar parte en la reunión de oración no es segura,
sino peligrosa.—
Testimonies for the Church 3:223 (1872)
.
La complacencia del apetito perjudica la salud del cuerpo y
del alma
—¿Consideras, joven, que al elegir los principios de acción
y al someter tu mente a influencias, que estás formando tu carácter
para la eternidad? No puedes ocultar nada de Dios. Puedes practicar
malos hábitos en secreto, pero no están ocultos de Dios y los ángeles.
Ellos miran estas cosas y tendrás que encontrarte con ellas otra
vez. Dios no se agrada contigo; se requiere que estés mucho más
adelantado en el conocimiento espiritual de lo que estás.
Con todas las oportunidades y los privilegios que Dios te ha
dado, no tienes las obras que corresponden a ellos. Tienes un deber
para con los demás, y un deber que se entiende imperfectamente
será imperfectamente realizado. Habrá errores y equivocaciones
que no sólo serán perjudiciales para ti mismo sino que ayudarán a
fijar prácticas equivocadas en otros. Tienes hábitos de apetitos que
complaces en perjuicio de la salud del cuerpo así como del alma. Tus
hábitos han sido de intemperancia, según los hábitos y costumbres