Página 279 - Mente, C

Basic HTML Version

Peligros que afronta la juventud
275
El remolino de excitación
—Las ciudades de hoy están llegan-
do rápidamente a ser como Sodoma y Gomorra. Los feriados son
numerosos; el remolino de la excitación y del placer aleja a miles de
los deberes serios de la vida. Los deportes excitantes—el teatro, las
carreras de caballos, los juegos de azar, el consumo de licores, y las
fiestas—estimulan todas las pasiones a la actividad.
Los jóvenes son barridos por la corriente popular. Los que apren-
den a amar los entretenimientos como un fin en sí mismos, abren las
puertas a un torrente de tentaciones. Se entregan a la algazara social
y a la alegría sin sentido. Son llevados de una forma de disipación
a otra, hasta que pierden tanto el deseo como la capacidad para
una vida de utilidad. Sus aspiraciones religiosas se enfrían; su vida
espiritual se oscurece. Todas las facultades más nobles del alma,
todo lo que liga al hombre con el mundo espiritual, se degrada.—
Testimonies for the Church 9:89, 90 (1909)
.
Partidas de placer
—Muchos permiten a los jóvenes asistir a
partidas de placer, pensando que la recreación es esencial para la
salud y la felicidad; pero ¡qué peligros hay en este camino! Cuanto
más se complace el deseo de placer, tanto más se cultiva y más
fuerte se vuelve. La experiencia de la vida consiste mayormente en
[323]
complacencia propia y diversión. Dios nos ordena ser cuidadosos.
“Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga”.
1 Corintios
10:12
.—
Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 331; 265
(1913)
.
La frivolidad es un peligro
—Sólo se da un modelo a los jó-
venes, pero ¿cómo se comparan sus vidas con la vida de Cristo?
Me siento alarmada cuando veo por todas partes la frivolidad de los
jóvenes y las señoritas que profesan creer la verdad. Dios no parece
estar en sus pensamientos. Sus mentes están llenas de tonterías. Sus
conversaciones son sólo palabras vacías y vanas. Tienen un agudo
oído para la música, y Satanás sabe qué órganos excitar para animar,
acaparar y hechizar la mente de modo que no se desee a Cristo.
Faltan los anhelos espirituales de conocimiento divino que tiene el
alma para poder crecer en la gracia.—
Testimonies for the Church
1:496, 497 (1867)
.
La complacencia roba el poder del cerebro
—El mismo Testi-
go que registró la profanidad de Belsasar está presente con nosotros
dondequiera que vayamos. Joven, señorita, puedes no darte cuenta