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Mente, Cáracter y Personalidad 1
reverencia. La oración o los cantos de alabanza serían considerados
intempestivos en esas asambleas y reuniones.
Esta prueba debiera ser decisiva. Los cristianos verdaderos no
han de procurar las diversiones que tienden a debilitar el amor a las
cosas sagradas y a aminorar nuestro gozo en el servicio de Dios. La
música y la danza de alegre alabanza a Dios mientras se transportaba
el arca no se asemejaban para nada a la disipación de los bailes
modernos. Las primeras tenían por objeto recordar a Dios y ensalzar
su santo nombre. Los segundos son un medio que Satanás usa para
hacer que los hombres se olviden de Dios y le deshonren.—
Historia
de los Patriarcas y Profetas, 766 (1890)
.
Buscar satisfacción en los entretenimientos y placeres
—El
enemigo procura de muchas maneras apartar nuestra mente del
estudio de la Palabra. A muchos induce a buscar satisfacción en
los entretenimientos y los placeres que parecen deseables para el
corazón carnal. Pero los verdaderos hijos de Dios no buscan su
felicidad en este mundo. Buscan los gozos eternos de un hogar en la
ciudad eterna, donde mora Cristo, y donde los redimidos recibirán
la recompensa a la obediencia a los requerimientos de Dios. Estos
no desean las diversiones transitorias y baratas de esta vida, sino
la bienaventuranza perdurable del cielo.—
Manuscrito 51, 1912
;
Nuestra Elavada Vocacion, 286
.
Pensamientos necios y conversación frívola
—¿Por qué no
mantener sus mentes fijas en las inescrutables riquezas de Cristo a
fin de que usted pueda presentar a otros las gemas de la verdad?... Es
imposible hacerlo mientras nos complacemos en un espíritu ocioso
e inquieto, buscando constantemente algo que meramente gratificará
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los sentidos, algo para entretenernos y producir risas necias... No
debiéramos fijar nuestra mente sobre cosas como éstas, cuando hay
inescrutables riquezas para nosotros. Nos llevará toda una eternidad
comprender las riquezas de la gloria de Dios y de Jesucristo.
Pero las mentes que están ocupadas con lecturas frívolas, con
cuentos excitantes, o que buscan entretenimientos, no se espacian
en Cristo y no se pueden regocijar en la plenitud de su amor. La
mente que encuentra placer en pensamientos necios y conversaciones
frívolas están tan desprovistas del gozo de Cristo como lo estaban
sin rocío ni lluvia los montes de Gilboa.—
The Review and Herald,
15 de marzo de 1892
.