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La conciencia
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mente. Pero cuando se recibe la verdad como verdad en el corazón,
ha pasado por la conciencia y ha cautivado el alma por medio de
sus principios puros. Es puesta en el corazón por el Espíritu San-
to, que da la forma de su belleza a la mente a fin de que su poder
transformador pueda verse en el carácter.—
Manuscrito 130, 1897
.
Dios no fuerza la conciencia
—Dios no violenta nunca la con-
ciencia; pero Satanás recurre constantemente a la violencia para
dominar a los que no puede seducir de otro modo. Por medio del
temor o de la fuerza procura regir la conciencia y hacerse tributar
homenaje.—
El Conflicto de los Siglos, 649 (1888)
.
Cuándo la conciencia es una guía segura
—Quien tiene la con-
ciencia como una guía segura no se detendrá a razonar cuando brilla
sobre él la luz de la Palabra de Dios. No será guiado por consejos
humanos. No permitirá que los negocios mundanos estén en el ca-
mino de la obediencia. Pondrá todo interés egoísta a la puerta de la
investigación y se acercará a la Palabra de Dios como alguien cuyo
interés eterno está en la balanza.—
Manuscrito 27, 1900
.
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Las emociones y los deseos sujetos a la razón y a la concien-
cia
—Si no hemos de cometer pecado hemos de evitarlo desde sus
mismos comienzos. Cada emoción y deseo debe estar sujeto a la
razón y a la conciencia. Cada pensamiento no santificado debe ser
rechazado inmediatamente. A sus cámaras, seguidores de Cristo.
Oren con fe y con todo el corazón. Satanás está velando para en-
trampar sus pies. Deben recibir ayuda de arriba si han de escapar a
sus estratagemas.—
Testimonies for the Church 5:177 (1882)
.
Pero vosotros podéis someter toda emoción y pasión a control,
en serena sujeción a la razón y la conciencia. Entonces Satanás
pierde su poder de controlar la mente.—
The Review and Herald, 14
de junio de 1892
;
Nuestra Elavada Vocacion, 89
.
Las cicatrices permanecen para siempre
—¿Qué ganó ese de-
fraudador con su proceder mundano? ¿Cuán alto fue el precio que
pagó por su éxito? Ha sacrificado su noble hombría y ha comenza-
do a marchar por el camino que conduce a la perdición. Quizá se
convierta; quizá vea la impiedad de su injusticia con sus prójimos, y
haga restitución hasta donde sea posible. Sin embargo, las cicatrices
de una conciencia herida permanecerán siempre.—
The Signs of the
Times, 7 de feb. de 1884
;
Comentario Bíblico Adventista 3:1176
.