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La conciencia
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conciencia pura y limpia. Enséñenles a alimentarse de la Palabra
de Dios. Enséñenles que son los hijitos del Señor. No se olviden
de que El los ha designado como los tutores de ellos. Si les dan el
alimento adecuado y los visten en forma saludable, y si les enseñan
con diligencia la Palabra de Dios, línea sobre línea, mandato tras
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mandato, un poquito allí, otro poquito allá, con mucha oración a
su Padre celestial, sus esfuerzos serán ricamente recompensados.—
Manuscrito 4, 1905
.
La conciencia ha de ser limpiada
—Cada sala del templo de
su alma ha llegado a estar más o menos contaminada, y necesita
limpieza. Ha de entrarse al aposento de la conciencia lleno de tela-
rañas. Las ventanas del alma han de ser cerradas hacia la tierra y
abiertas de par en par hacia el cielo a fin de que los brillantes rayos
del Sol de justicia tengan libre acceso a ella. La memoria ha de ser
refrescada por los principios bíblicos. La mente ha de ser mantenida
limpia y pura a fin de que pueda distinguir entre el bien y el mal.
Al repetir la oración que Cristo enseñó a sus discípulos, y luego
procurar contestarla en la vida diaria, el Espíritu Santo renovará la
mente y el corazón y le dará fuerzas para llevar a cabo propósitos
elevados y santos.—
Manuscrito 24, 1901
.
Una clara conciencia produce paz perfecta
—La paz interior
y una conciencia libre de ofensas hacia Dios agilizará y vigorizará
el intelecto así como el rocío sobre las tiernas plantas. La voluntad
está entonces dirigida y controlada rectamente, y es más decidida, y
sin embargo libre de perversidad. Las meditaciones son agradables
porque son santificadas. La serenidad de la mente que usted puede
poseer bendecirá a todos los que tengan contacto con usted. Esta paz
y calma, con el tiempo, llegará a ser natural y reflejará sus preciosos
rayos sobre todos los que lo rodean, para volver a reflejarse sobre
usted mismo. Cuanto más guste de esta paz celestial y quietud
mental, tanto más aumentará. Es un placer vivo y animado que no
echa todas sus energías morales en el estupor, sino que las despierta
a una actividad creciente. La paz perfecta es un atributo del cielo
que los ángeles poseen. Quiera Dios ayudarle a poseer esta paz.—
Testimonies for the Church 2:327 (1869)
.
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