Página 297 - Mente, C

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La influencia de la percepción
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poseía en un sentido
especial
es un engaño del enemigo. Ella por
naturaleza es rápida para ver, rápida para comprender y rápida para
prever, y es de una naturaleza muy sensible. Satanás ha aprovechado
estos rasgos de carácter y los ha descarriado a ambos.
Hermano D, usted ha sido un esclavo por bastante tiempo. Mu-
cho de lo que la Hna. D pensó que era discernimiento ha sido celos.
Ella ha estado dispuesta a considerar todo con ojos celosos, a tener
sospechas, imaginando el mal, desconfiando de casi todas las cosas.
Esto produce desdicha mental, desaliento y dudas, donde deberían
existir la fe y la confianza. Estos indeseables rasgos de carácter enca-
minan sus pensamientos por un canal tenebroso, donde se complace
en anticipar el mal, mientras un temperamento altamente sensible la
conduce a imaginar la negligencia, el desprecio y el daño, cuando
no existen...
Estos rasgos de carácter desdichados, junto a una voluntad fuerte
y decidida, deben ser corregidos y reformados, o eventualmente
lograrán que ambos sufran el naufragio de su fe.—
Testimonies for
the Church 1:708, 709 (1868)
.
No nos espaciemos en el poder de Satanás
—Contemplando es
como somos transformados. Espaciándonos en el amor de Dios y de
nuestro Salvador, admirando la perfección del carácter divino y apro-
piándonos la justicia de Cristo por la fe, hemos de ser transformados
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a su misma imagen. Por lo tanto, no reunamos todos los cuadros
desagradables, las iniquidades, las corrupciones y los desalientos,
evidencias del poder de Satanás, para grabarlos en nuestra memoria,
para hablar de ellos y lamentarlos hasta que nuestra almas estén
llenas de desaliento. Un alma desalentada está en tinieblas, y no
sólo deja de recibir ella misma la luz de Dios, sino que impide que
llegue a otros. Satanás se deleita viendo los cuadros de los triunfos
que obtiene al restar fe y aliento a los seres humanos.—
Joyas de los
Testimonios 2:341, 342 (1889)
.
La influencia del ambiente
—Cuanto más tiempo esté el pa-
ciente afuera, menos cuidados exigirá. Cuanto más alegre sea la
atmósfera en que se encuentre, más esperanzado estará. Por muy
elegantemente amueblada que esté la casa, al estar encerrado en ella
se volverá irritable y sombrío. Ponedlo en medio de las bellezas de
la naturaleza, donde pueda ver crecer las flores y oír cantar a los
pajarillos, y su corazón prorrumpirá en cantos que armonicen con los