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Mente, Cáracter y Personalidad 1
tiene su peso en la decisión de nuestro destino para dicha o desdi-
cha. Podremos olvidarlos, pero no por eso dejarán de testificar en
nuestro favor o contra nosotros.—
El Conflicto de los Siglos, 540,
541 (1911)
.
Dios estima a los hombres por la pureza de sus motivos
—No
estima Dios a los hombres por su fortuna, su educación o su posición
social. Los aprecia por la pureza de sus móviles y la belleza de su
carácter. Se fija en qué medida poseen el Espíritu Santo, y en el
grado de semejanza de su vida con la divina. Ser grande en el reino
de Dios es ser como un niño en humildad, en fe sencilla y en pureza
de amor.—
El Ministerio de Curación, 379 (1905)
.
Dios juzga por los motivos
—Hay mucho en la conducta de un
ministro que él puede mejorar. Muchos ven y sienten su necesidad,
pero parecen ignorar la influencia que ejercen. Son conscientes de
sus actos mientras los realizan, pero los dejan escapar de su memoria,
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y por lo tanto no se reforman.
Si los ministros repasaran cuidadosa y deliberadamente sus actos
de cada día, con el objeto de familiarizarse con sus propios hábitos
de vida, se conocerían mejor a sí mismos. Mediante un cuidadoso
escrutinio de su vida diaria bajo todas las circunstancias, conocerían
sus propios motivos, los principios que los impulsan. Este repaso
diario de nuestros actos, para ver si la conciencia los aprueba o
los condena, lo necesitan hacer todos los que deseen llegar a la
perfección del carácter cristiano.
Se descubrirá que muchos actos que pasan como buenas obras,
aun actos de benevolencia, cuando se los investiga con cuidado, son
impulsados por motivos equivocados. Muchos reciben aplausos por
virtudes que no poseen. El Investigador de los corazones inspecciona
los motivos, y a menudo los hechos que son muy aplaudidos por
los hombres son registrados por El como procedentes de motivos
egoístas y baja hipocresía. Cada acto de nuestra vida, sea excelente
y digno de alabanza o sea merecedor de censura, es juzgado por el
Investigador de los corazones de acuerdo con los motivos que lo
impulsaron.—
Testimonies for the Church 2:511, 512 (1870)
.
A veces es difícil discernir los motivos
—En medio de los cui-
dados de una vida activa a veces es difícil discernir nuestros propios
motivos, pero se hace un progreso diario ya sea hacia el mal o hacia
el bien.—
Testimonies for the Church 5:420 (1889)
.