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Mente, Cáracter y Personalidad 1
La verdadera piedad eleva y refina
—Nuestro pueblo en todas
partes permite que sus mentes se eleven muy poco y tengan una
visión muy estrecha. Permiten que los planes de las agencias hu-
manas los guíen y que un espíritu mundano los moldeé, en vez de
que lo hagan los planes de Cristo y el Espíritu de Cristo. Se me ha
instruido que diga a nuestro pueblo: Miren por sobre lo terrenal a
lo celestial. Los Números no son evidencias de éxito; si lo fueran,
Satanás podría pretenderlo. Es el grado de poder moral que permea
nuestras instituciones, nuestras escuelas y nuestras iglesias. Repre-
sentar a Cristo por medio de virtudes como las de El debiera ser
el gozo de todos, desde el mayor hasta el menor. Aprendan todos
nuestros maestros que la verdadera piedad y el amor manifestados
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en obediencia a Dios elevará y refinará.—
Carta 316, 1908
.
Es necesaria la entereza
—La entereza es necesaria para obte-
ner éxito en la edificación del carácter. Debe haber un ferviente deseo
de llevar a cabo los planes del Maestroconstructor. Las maderas que
se utilicen deben ser sólidas; no puede hacerse un trabajo descuida-
do e indigno de confianza, porque arruinaría la edificación. En esta
obra debe ponerse al trabajo todo el ser. Exige fortaleza y energía;
ninguna reserva debe malgastarse en asuntos sin importancia. Debe
ponerse al trabajo la decidida fuerza humana, en colaboración con el
Obrero divino. Debe realizarse un esfuerzo ferviente y perseverante
por romper con las costumbres y las máximas y asociaciones de
este mundo. El pensamiento profundo, el propósito ferviente, y la
firme integridad son esenciales. No debe haber ociosidad. La vida
es un depósito sagrado, y cada momento debiera ser aprovechado
sabiamente.—
The Youth’s Instructor, 19 de febrero de 1903
;
Nuestra
Elavada Vocacion, 86
.
Asuntos triviales debilitan la mente
—El estudiante que, en lu-
gar de los amplios principios de la Palabra de Dios, acepte las ideas
comunes y permita que su tiempo y atención sean absorbidos por
asuntos triviales y vulgares, descubrirá que su mente se empequeñe-
cerá y debilitará; perderá la capacidad de crecer. La mente debe ser
adiestrada para comprender las importantes verdades que conciernen
a la vida eterna.—
Carta 64, 1909
.
No descuidar los asuntos temporales
—La vida es demasiado
solemne para que sea absorbida en asuntos temporales o terrenos, en
un tráfago de cuidados y ansiedades por las cosas que no son sino