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Principios de estudio y aprendizaje
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un átomo en comparación con las de interés eterno. Sin embargo,
Dios nos ha llamado a servirle en los asuntos temporales de la vida.
La diligencia en esta obra es una parte de la verdadera religión tanto
como lo es la devoción. La Biblia no sanciona la ociosidad. Esta es la
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mayor maldición que aflige a nuestro mundo. Cada hombre y mujer
verdaderamente convertido será un obrero diligente.—
Palabras de
Vida del Gran Maestro, 278 (1900)
.
La calidad de los hombres llamados a enseñar
—La causa
de Dios necesita maestros que tengan altas cualidades morales, y
a los cuales se pueda confiar la educación de otros: hombres de
fe sana, que tengan tacto y paciencia; que anden con Dios, y se
abstengan de la misma apariencia del mal; que estén tan íntimamente
relacionados con Dios que puedan ser conductos de luz—en fin,
caballeros cristianos. Las buenas impresiones que harán los tales no
se borrarán nunca; y la educación así impartida perdurará durante
toda la eternidad. Lo que se descuide en este proceso de educación
permanecerá probablemente sin hacerse. ¿Quién quiere emprender
esta obra?
Cuánto quisiéramos que hubiese jóvenes fuertes, arraigados y
afirmados en la fe, que tuviesen tal comunión viva con Dios que
pudieran, si así se lo aconsejasen nuestros hermanos dirigentes,
entrar en los colegios superiores de nuestro país, donde tendrían un
campo más amplio de estudio y observación. El trato con diferentes
clases de mentes, el familiarizarse con los trabajos y los métodos
populares de educación, y un conocimiento de la teología como se
enseña en las principales instituciones del saber, serían de gran valor
para tales obreros, y los prepararían para trabajar en favor de las
clases educadas y para hacer frente a los errores que prevalecen
en nuestros tiempos. Tal era el método seguido por los antiguos
valdenses; y, si fuesen fieles a Dios, nuestros jóvenes, como los
suyos, podrían hacer una buena obra, aun mientras adquirieran su
educación, sembrando la semilla de la verdad en otras mentes.—
Joyas de los Testimonios 2:228, 229 (1885)
.
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Los hábitos correctos dejan impresiones en el carácter
—La
formación de hábitos correctos ha de dejar su impresión en la mente
y el carácter de los niños para que puedan ejercitarse en el buen
Véase el capítulo 22, La escuela y el maestro.