Equilibrio en la educación
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el fiel cumplimiento de los deberes de la vida.—
Consejos para los
Maestros Padres y Alumnos, 63; 53 (1913)
.
El desarrollo simétrico para todos los deberes
—Y todos los
que quieran ser obreros juntamente con Dios, deben esforzarse por
alcanzar la perfección de cada órgano del cuerpo y cada cualidad de
la mente. La verdadera educación es la preparación de las facultades
físicas, mentales y morales para la ejecución de todo deber; es el
adiestramiento del cuerpo, la mente y el alma para el servicio divino.
Esta es la educación que perdurará en la vida eterna.—
Palabras de
Vida del Gran Maestro, 265; 231 (1900)
.
Todas las facultades han de alcanzar su máximo potencial
—
Dios quiere que el colegio en Battle Creek llegue a una más elevada
norma de cultura intelectual y moral que cualquier otra institución
de su tipo en nuestro país. Debería enseñarse a los jóvenes la im-
portancia de cultivar las facultades físicas, mentales y morales para
que puedan alcanzar no sólo los más elevados logros en las ciencias,
sino que, por medio del conocimiento de Dios, puedan ser educados
para glorificarlo; que puedan desarrollar caracteres simétricos, y así
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estar preparados para ser útiles en este mundo y obtener la idoneidad
moral para la vida inmortal.—
Testimonies for the Church 4:425
(1880)
.
El conocimiento de todas las ciencias es poder
—Las escuelas
establecidas entre nosotros son asuntos de grave responsabilidad,
porque están involucrados intereses importantes. De una manera
especial nuestras escuelas son un espectáculo a los ángeles y a los
hombres. El conocimiento de las ciencias de todo tipo es poder, y
es el propósito de Dios que se enseñe ciencia avanzada en nuestras
escuelas como preparación para la obra que ha de preceder a las
escenas finales de la historia de la tierra. La verdad ha de ir a los
lugares más remotos de la tierra, por medio de agentes preparados
para la obra. Pero aunque el conocimiento de la ciencia es poder,
el conocimiento que Jesús en persona vino a impartir al mundo
era el conocimiento del Evangelio. La luz de la verdad había de
enviar sus brillantes rayos a las partes más lejanas de la tierra, y la
aceptación o el rechazo del mensaje de Dios involucra el destino
eterno de las almas.—
The Review and Herald, 1 de diciembre de
1891
;
Fundamentals of Christian Education, 186
.