Página 37 - Mente, C

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Las influencias espirituales y la mente
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grandes sean sus aptitudes, reciben nuevamente la vida de la Fuente
de toda vida. El es el origen, la fuente de vida. Sólo Aquel que es el
único que tiene inmortalidad, que mora en luz y vida, podía decir:
“Tengo poder para ponerla [su vida], y tengo poder para volverla
a tomar”.—
Manuscrito 131, 1897
;
Comentario Bíblico Adventista
5:1088
.
Satanás usa la influencia de la mente sobre la mente
Expulsado del cielo, Satanás estableció su reino en este mundo,
y desde entonces ha estado esforzándose incansablemente para se-
ducir a los seres humanos y apartarlos de su lealtad a Dios. Usa el
mismo poder que usó en el cielo: la influencia de la mente sobre la
mente. Los hombres llegan a ser tentadores de sus semejantes. Se
acarician los fuertes y corrompidos sentimientos de Satanás, los que
ejercen un poder persuasivo y poderoso. Bajo la influencia de estos
sentimientos, los hombres se unen en confederaciones, en gremios,
y en sociedades secretas. Hay en operación en el mundo agencias
que Dios no tolerará por mucho más tiempo.—
Carta 114, 1903
.
[29]
Es el estudiado propósito de Satanás emplear poderes para
fines egoístas
—Satanás tiende redes y trampas, como las trampas
del cazador, todas preparadas para atrapar a las almas. Es su estu-
diado propósito que los hombres utilicen las facultades que Dios les
ha dado para fines egoístas antes que emplearlas para glorificar a
Dios. Dios quiere que los hombres se ocupen en una obra que les
proporcionará paz y gozo y les producirá un provecho eterno. Pero
Satanás desea que concentremos nuestros esfuerzos en aquello que
no aprovecha nada, en las cosas que perecen con el uso.—
The Re-
view and Herald, 1 de septiembre 1910
;
Nuestra Elavada Vocacion,
202
.
La transgresión no trajo un nuevo orden de energía y pasio-
nes
—No hemos de suponer que, desde la transgresión de Adán, Dios
haya dado a los seres humanos un nuevo orden de energía y pasio-
nes, porque entonces parecería como que Dios hubiera intervenido
para implantar en la raza humana propensiones pecaminosas. Cristo
comenzó su obra de conversión tan pronto el hombre transgredió,
para que por medio de la obediencia a la ley de Dios y la fe en Cristo
pudiera recuperar la perdida imagen de Dios.—
Manuscrito 60, 1905
.
Cada uno debe elegir uno de los dos estandartes
—Este es el
gran dilema. Aquí están los dos grandes poderes que se enfrentan, el