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Mente, Cáracter y Personalidad 1
palabras de vanidad. Están hinchados de orgullo. El enemigo se
asombra de que hayan caído cautivos con tanta facilidad.—
Carta
126, 1906
.
Humildad espuria
—Se observa mucha humildad espasmódica
y espuria entre los cristianos profesos. Algunos, decididos a vencer
el yo, se ponen tan bajo como sea posible; pero tratan de hacerlo con
sus solas fuerzas, y la siguiente ola de alabanzas o adulación los eleva
fuera de la vista. No están dispuestos a someterse completamente a
Dios, y El no puede obrar por medio de ellos.
No acepten ninguna alabanza para sí mismos. No trabajen con
una mente dividida, tratando de servir a Dios y al yo al mismo tiempo.
Mantengan el yo fuera de la vista. Conduzcan sus palabras a los
cansados y cargados a Jesús, el Salvador compasivo. Trabajen como
viendo al que está a su mano derecha, listo para fortalecerlos para
el servicio. La única seguridad para ustedes está en la dependencia
total de Cristo.—
The Review and Herald, 11 de mayo de 1897
.
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Excesiva importancia a un arranque de sentimiento
Algunos no se quedan satisfechos con una reunión a menos que
sientan cierto poder y momentos felices. Trabajan para esto y des-
piertan sentimientos de excitación. Pero la influencia de tales reunio-
nes no es benéfica. Una vez desaparecida la sensación fugaz de
felicidad, descienden más bajo que antes de la reunión, porque su
felicidad no proviene de la debida fuente. Las reuniones más prove-
chosas para el progreso espiritual son aquellas que se caracterizan
por la solemnidad y el escudriñamiento profundo del corazón; en
las cuales cada uno procura conocerse a sí mismo y con fervor y
profunda humildad se esfuerza por aprender de Cristo.—
Joyas de
los Testimonios 1:161 (1864)
.
Ritos extraños
—Mediante el fanatismo que hemos tenido úl-
timamente entre nosotros en California, con ritos peculiares y la
pretensión de echar fuera demonios, Satanás está procurando en-
gañar, si fuera posible, aun a los escogidos. Estas personas, con la
pretensión de tener un mensaje especial para nuestro pueblo, acusan
a uno y a otro de estar poseído por un espíritu malo. Luego de orar
con ellos declaran que el demonio fue expulsado. El resultado de
su obra testifica de su carácter. Se me pidió que dijera a nuestro
pueblo que el Señor no estuvo en estos ritos extraños, sino que tales
exhibiciones engañarían a las almas para su ruina, a menos que éstas