Página 53 - Mente, C

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Capítulo 6—Una saludable normalidad
La fuente de la verdadera felicidad
—Hay personas de ima-
ginación enfermiza para quienes la religión es un tirano, que las
gobierna con vara de hierro. Las tales lamentan constantemente su
propia depravación, y gimen por males supuestos. No existe amor
en su corazón; su rostro es siempre ceñudo. Las deja heladas la
risa inocente de la juventud o de cualquiera. Consideran como pe-
cado toda recreación o diversión, y creen que la mente debe estar
constantemente dominada por pensamientos austeros. Este es un
extremo.
Otros piensan que la mente debe dedicarse constantemente a
inventar nuevas diversiones a fin de tener salud. Aprenden a depender
de la excitación, y se sienten intranquilos sin ella. Los tales no son
verdaderos cristianos. Van a otro extremo.
Los verdaderos principios del cristianismo abren ante nosotros
una fuente de felicidad, cuya altura, profundidad, longitud y anchura
son inconmensurables. Cristo es en nosotros una fuente de agua
que brota para vida eterna. Es un manantial inagotable del cual el
cristiano puede beber a voluntad, sin apurarlo nunca.—
Joyas de los
Testimonios 1:178 (1867)
.
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Celo que rápidamente se enfría
—No debemos estimular un
espíritu de entusiasmo que produzca fervor por un tiempo, pero que
luego se enfríe dando lugar al desánimo y la depresión. Necesitamos
el pan de vida que procede del cielo para vivificar el alma. Estudiad la
Palabra de Dios. No seáis controlados por los sentimientos. Todos los
que trabajan en la viña del Señor deben aprender que los sentimientos
no son fe. No es necesario estar siempre en un estado de exaltación.
Pero sí se requiere que tengamos una fe firme en la Palabra de Dios
como la carne y la sangre de Cristo.—
El Evangelismo, 105, 106
(1902)
.
Ni la fría ortodoxia ni el liberalismo descuidado
—El progre-
so de la reforma depende de un claro reconocimiento de la verdad
fundamental. Mientras que, por una parte, hay peligro en una filo-
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