Página 148 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Mensajes Selectos Tomo 1
verdad si se hubieran rendido a su poder. El pecado de los escribas y
fariseos fue el pecado de colocar en las tinieblas de la incredulidad
la obra celestial que se había efectuado delante de ellos, de modo
que fue puesta en duda la evidencia que debiera haberlos conducido
a una fe arraigada, y las cosas sagradas que debieran haber sido
apreciadas fueron consideradas como si no tuvieran valor. Temo que
los nuestros hayan permitido que el enemigo proceda precisamente
así, de modo que algunos hayan considerado como fanatismo el bien
emanado de Dios, la rica bendición que él ha dado.
Si se continúa en esta actitud, entonces cuando el Señor deje
brillar otra vez su luz sobre los nuestros, ellos se apartarán de la
luz celestial diciendo: “Sentí lo mismo en 1893, y algunos en los
cuales había confiado dijeron que la obra era fanatismo”. Los que
han recibido la rica gracia de Dios y llegaron a la conclusión de
que era fanatismo la operación del Espíritu Santo, ¿no estarán listos
para censurar la obra del Espíritu de Dios en lo futuro, y el corazón
será así impermeabilizado contra las súplicas de la queda vocecilla?
El amor de Jesús puede ser presentado a los que así se atrincheran
contra él sin ejercer ningún poder constreñidor en ellos. Pueden
ser prodigadas las riquezas de la gracia del cielo, y sin embargo
ser rechazadas en vez de ser apreciadas y reconocidas con gratitud.
Hubo hombres que creyeron de corazón para justicia, y por un tiempo
se hicieron confesiones para salvación. Pero, es triste decirlo, los
que las recibieron no cooperaron con las inteligencias celestiales ni
apreciaron la luz realizando las obras de justicia.—
The Review and
Herald, 6 de febrero de 1894
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