Página 147 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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La protección de la nueva experiencia
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que debiera haber sido apreciada al máximo. La están considerando
como una especie de fanatismo.
Sed extremadamente cuidadosos
Sería sorprendente que no hubiera algunos que, por no tener una
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mente bien equilibrada, no hubieran hablado y procedido impru-
dentemente, porque cuandoquiera y doquiera obra el Señor dando
una bendición genuina, también se revela una falsificación a fin de
dejar sin efecto la verdadera obra de Dios. Por lo tanto, necesitamos
ser extremadamente cuidadosos y caminar humildemente delante
de Dios, a fin de que tengamos el colirio espiritual que nos permita
distinguir la operación del Espíritu Santo de Dios de la operación
de aquel espíritu que produciría licencia desenfrenada y fanatismo.
“Por sus frutos los conoceréis”.
Mateo 7:20
. Los que realmente con-
templan a Cristo, serán transformados a su imagen precisamente por
el Espíritu del Señor y crecerán hasta la estatura plena de hombres
y mujeres en Cristo Jesús. El Espíritu Santo de Dios inspirará a
los hombres con amor y pureza, y en sus caracteres se manifestará
refinamiento.
Pero porque algunos han malversado la rica bendición del cielo,
¿negarán otros que Jesús, el Salvador del mundo, ha pasado por
nuestras iglesias para bendecirlas? Que ninguna duda ni incredulidad
pongan esto en tela de juicio, pues al hacerlo, os colocáis en terreno
peligroso. Dios ha dado el Espíritu Santo a los que han abierto la
puerta de su corazón para recibir el don celestial. Pero no se rindan
ellos después a la tentación para creer que han sido engañados. No
digan: “Porque siento que estoy en tinieblas, y estoy oprimido con la
duda, y nunca vi el poder de Satanás tan manifiesto como ahora, por
lo tanto estuve equivocado”. Os amonesto a que seáis cuidadosos.
No sembréis una expresión de duda. Dios ha obrado en vosotros,
poniendo doctrinas de sana verdad en verdadero contacto con el
corazón. La bendición os fue dada para que produjera frutos en
forma de sanas prácticas y caracteres rectos.
El pecado de rechazar la evidencia
El pecado por el cual Cristo reprochó a Corazín y Betsaida fue
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el pecado de rechazar la evidencia que las habría convencido de la