Exhortaciones especiales en el ministerio público
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estaba lleno y casi todos se levantaron. Había presente un buen
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número que no pertenecían a nuestra fe y se levantaron algunos de
ellos. Los presenté al Señor con ferviente oración y sabemos que
contamos con la manifestación del Espíritu de Dios. Sentimos que
realmente se había ganado una victoria.—
Manuscrito 30a, 1896
.
Un llamado especial en el colegio de Battle Creek
Hasta ahora he hablado a los ayudantes, a la clase de enfermeras
y a los médicos cinco veces durante la semana de oración, y estoy
segura de que mis discursos son apreciados. He hablado dos veces
en el colegio. El jueves pasado, el Prof. Prescott quiso que fuera allí.
Fui, oré y hablé en la gran capilla, llena de estudiantes. Tuve mucha
fluidez para hablar y presentar ante ellos la bondad y misericordia
de Dios, la gran condescendencia y sacrificio de Jesucristo y la
recompensa celestial comprada para nosotros, la victoria final, y
cuán grande privilegio es ser cristiano.
El Prof. Prescott se levantó y trató de hablar, pero su corazón
estaba henchido y no pronunció una palabra durante cinco minutos,
sino que estuvo de pie llorando ante los hermanos. Entonces dijo
unas pocas palabras: “Estoy contento de ser cristiano”. Habló du-
rante unos cinco minutos y entonces dio a todos la oportunidad de
hablar. Se dieron muchos testimonios, pero me pareció que debía
alcanzarse a algunos a quienes hasta entonces no habíamos con-
seguido alcanzar. Invitamos a que pasaran al frente todos los que
sentían que no estaban preparados para la venida de Cristo y no
tenían una evidencia de haber sido aceptados por Dios. Me dio la
impresión de que todo el local estaba en movimiento. Dimos enton-
ces oportunidad a que todos expresaran sus sentimientos, pasamos
poco después unos cortos momentos en oración y la bendición del
Señor pareció alcanzar los corazones.
Entonces nos separamos en divisiones y continuamos la obra
durante dos horas más y el Espíritu del Señor se hizo presente en
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la reunión en una forma notable. Algunos que no tenían noción de
una fe religiosa, incrédulos mundanos, han ganado una experiencia
genuina en la vida religiosa. Y la obra se profundiza más y más.
El Señor obra y obrará tan rápidamente como le preparemos el