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Mensajes Selectos Tomo 1
el Señor le dictó su petición, pues parecía orar como si hubiera
estado en la presencia de Dios. Los hermanos Faulkhead y Salisbury
también presentaron fervorosas peticiones y entonces el Señor me
dio voz para orar. Me acordé de las hermanas F, que por primera vez
se decidían públicamente por la verdad. El Espíritu Santo estuvo en
la reunión, y muchos fueron conmovidos por su influencia profunda.
Al terminar la reunión, muchos se afanaron por llegar hasta la
plataforma y, tomándome de la mano, me pedían con lágrimas en
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los ojos que orara por ellos. Les contesté cordialmente que así lo
haría. Las hermanas F me fueron presentadas y descubrí que sus
corazones eran muy tiernos... La madre de una de las hermanas, que
ahora se ha decidido por la verdad, fue una enconada opositora y
amenazó a su hija con no permitirle entrar en el hogar si se convertía
en observadora del sábado, pues la madre la consideraría como una
desgracia para la familia. La Sra. F había declarado con frecuencia
que nunca se uniría con los adventistas del séptimo día. Había
sido criada en la Iglesia Presbiteriana, y se le había enseñado que
era muy impropio que las mujeres hablaran en una reunión, y que
estaba más allá de toda noción de decoro el que predicara una
mujer. A ella le gustaba escuchar a los pastores Daniells y Corliss, y
pensaba que eran oradores muy inteligentes, pero no quería escuchar
la predicación de una mujer. Su esposo había orado al Señor para que
arreglara las cosas de tal manera que pudiera convertirse mediante el
ministerio de la Hna. White. Cuando presenté la exhortación e insté
a que pasaran al frente los que sentían su necesidad de acercarse más
a Dios, esas hermanas pasaron al frente para sorpresa de todos. La
hermana que había perdido a su hijito dijo que estaba determinada a
no pasar adelante, pero que el Espíritu del Señor la impresionó tan
fuertemente que no se atrevió a rehusar... Me siento tan agradecida
a mi Padre celestial por su bondad amante que atrajo a esas dos
preciosas almas para que se unieran con sus esposos en la obediencia
de la verdad.—
The Review and Herald, 30 de julio de 1895
.
Los visitantes no adventistas responden en la iglesia de
Ashfield
Invité a que se pusieran de pie todos los que querían entregarse
a Dios en un pacto sagrado para servirle de todo corazón. El local