Página 189 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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El peligro de los extremismos
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hemos de ocuparnos de nuestra salvación con temor y temblor, pues
es Dios el que en nosotros obra tanto el querer como el hacer por
su buena voluntad. Aferrándonos de Cristo, nos acercamos más y
más a Dios. Jesús quiere que siempre hagamos resaltar esto. No
despierte su espíritu combativo. La sabiduría que proviene de lo alto
es primeramente pura, luego pacífica, benigna, llena de misericordia
y de buenos frutos...
Esté en armonía con sus hermanos
No piense que debe hacer resaltar cada idea que reciba su ima-
ginación. Jesús dijo a sus discípulos: “Aún tengo muchas cosas
que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar”.
Juan 16:12
. No-
sotros, que estamos constantemente expuestos a errar, cuánto más
debiéramos precavernos para no forzar a otros a que acepten lo que
no están preparados para recibir. Mirando continuamente a Jesús,
reprima sus expresiones violentas y extravagantes. Pero si bien es
cierto que debe ser cuidadoso en cuanto a sus palabras e ideas, no
es necesario que ponga fin enteramente a sus labores. Procure estar
en armonía con sus hermanos, y habrá mucho que Ud. pueda hacer
en la viña del Señor. Pero exalte a Cristo, no las ideas y conceptos
de Ud. Revístase de la armadura, y manténgase lado a lado con los
obreros del Señor, hombro a hombro; esfuércese en la batalla contra
el enemigo. Ocúltese en Jesús. Ocúpese de las sencillas lecciones
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de Cristo, alimente el rebaño de Dios y Ud. llegará a estabilizarse,
a fortalecerse, a establecerse. Trabajará para edificar a otros en la
santísima fe.
Si Ud. difiere de sus hermanos en cuanto a la comprensión de la
gracia de Cristo y la obra de su Espíritu, no haga resaltar esas dife-
rencias. Ud. mira el asunto desde un punto de vista; otro, igualmente
consagrado a Dios, ve la misma cuestión desde otro ángulo y habla
de las cosas que hacen la impresión más profunda sobre su mente;
otro, viéndola desde un ángulo aún diferente, presenta otro aspecto.
Cuán necio es contender por estas cosas, cuando en realidad no hay
motivo para ello. Permita que Dios obre en la mente e impresione el
corazón.
El Señor trabaja constantemente para abrir el entendimiento,
para vivificar las percepciones, para que el hombre pueda tener un