Página 190 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Mensajes Selectos Tomo 1
sentido correcto del pecado y de las abarcantes demandas de la
ley de Dios. El inconverso piensa que Dios no ama, que es severo
y aun vengativo; piensa en su presencia como en una constante
restricción, en su carácter como en una expresión de prohibiciones.
Considera que el servicio de Dios está lleno de sombríos y duros
requerimientos. Pero cuando se ve a Jesús en la cruz, como la dádiva
que Dios dio por amor al hombre, se le abren los ojos para ver las
cosas en una nueva luz. Dios, tal como es revelado en Cristo, no es
un juez severo, un tirano vengativo, sino un Padre misericordioso y
amante.
Cuando vemos a Jesús muriendo en la cruz para salvar al hombre
perdido, el corazón se hace eco de las palabras de Juan: “Mirad cuál
amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;
por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él”.
1 Juan
3:1
. No hay nada que más decididamente distinga al cristiano del
mundano que el concepto que tiene de Dios.
Algunos obreros de la causa de Dios han sido demasiado prontos
para lanzar acusaciones contra los pecadores; han quedado en el
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fondo del cuadro la gracia y el amor del Padre al dar a su Hijo para
que muriera por la raza pecaminosa. El maestro necesita la gracia
de Cristo en su propia alma a fin de hacer saber a los pecadores lo
que realmente es Dios: un Padre que espera con amor anhelante para
recibir al pródigo que vuelve, no lanzando contra él acusaciones en
su ira, sino preparando una fiesta de gozo para celebrar su regreso.
Sofonías 3:14-17
.
¡Ojalá todos pudiéramos aprender el procedimiento del Señor al
ganar almas para Cristo! Debiéramos aprender y enseñar las precio-
sas lecciones a la luz que brilla del sacrificio de la cruz del Calvario.
No hay sino un camino que conduce desde la ruina y asciende con-
tinuamente: la fe que en todo momento se extiende más allá de las
tinieblas a la luz, hasta que descansa en el trono de Dios. Todos los
que han aprendido esta lección, han aceptado la luz que ha llegado a
su entendimiento. Para ellos no es un oscuro e incierto pasaje ese
camino ascendente; no es el camino de las mentes finitas, ni una
senda abierta con recursos humanos, una senda en la que se demanda
peaje de cada viajero.
Ud. no puede ganar la entrada mediante penitencias ni por las
obras que haga. No, Dios mismo tiene el honor de haber abierto