Página 201 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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El alfa y la omega
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Por favor, leed la exhortación de Pablo a los colosenses. Habla
de su ferviente deseo de que los corazones de los creyentes puedan
estar “unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno
entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de
Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y
del conocimiento”.
Colosenses 2:2, 3
. “Y esto lo digo—declara—
, para que nadie os engañe con palabras persuasivas... Por tanto,
de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él;
arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como
habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. Mirad que
nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las
tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y
no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud
de la Deidad”.
Colosenses 2:4-9
.
¿Quedarán en silencio los hombres de nuestras instituciones,
permitiendo que se propaguen engaños insidiosos para la ruina de
las almas? Las opiniones del enemigo están siendo esparcidas por
doquiera. Semillas de discordia, de incredulidad, de escepticismo,
están siendo ampliamente sembradas. Nuestros misioneros de obra
médica, ¿no levantarán barreras contra este mal? ¿No es tiempo
de que nos preguntemos a nosotros mismos: ¿permitiremos que el
adversario nos induzca a renunciar a la obra de proclamar la verdad?
¿Le permitiremos que nos impida ser canales por los cuales fluyan al
mundo las bendiciones del Evangelio como una corriente de vida?
Levántese ahora cada hombre y trabaje mientras tenga oportunidad.
Hable palabras a tiempo y fuera de tiempo, y busque en Cristo el
valor y la fortaleza para hacer el bien.
[229]
Aumentan continuamente los peligros
Están aumentando continuamente los peligros que nos afrontan.
Es tiempo oportuno de que nos revistamos con la armadura de Dios
y trabajemos fervientemente para impedir que Satanás gane más
ventajas. Angeles de Dios, poderosos en fortaleza, están esperando
que los llamemos en procura de su ayuda para que nuestra fe no se
eclipse por la fiereza del conflicto. Ahora se necesita una energía
renovada. Se demanda acción vigilante. La indiferencia y la pereza
darán como resultado la pérdida de la religión personal y del cielo.