Página 219 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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La perfecta ley
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en qué son culpables. Los instruye como un maestro instruye a sus
alumnos, y les muestra el camino de retorno a su lealtad a Dios.
En la transgresión de la ley, no hay seguridad ni reposo ni justifi-
cación. El hombre no puede esperar permanecer inocente delante de
Dios y en paz con él mediante los méritos de Cristo, mientras con-
tinúe en pecado. Debe cesar de transgredir y llegar a ser leal y fiel.
Cuando el pecador examina el gran espejo moral, ve sus defectos de
carácter. Se ve a sí mismo tal como es, manchado, contaminado y
condenado. Pero sabe que la ley no puede, en ninguna forma, quitar
la culpa ni perdonar al transgresor. Debe ir más allá. La ley no es
sino el ayo para llevarlo a Cristo. Debe contemplar a su Salvador
que lleva los pecados. Y cuando Cristo se le revela en la cruz del
Calvario, muriendo bajo el peso de los pecados de todo el mundo, el
Espíritu Santo le muestra la actitud de Dios hacia todos los que se
arrepienten de sus transgresiones. “Porque de tal manera amó Dios
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al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que
en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Juan 3:16
.
Individualmente, necesitamos prestar atención a un “Así dice
Jehová”, como nunca lo hemos hecho antes. Hay hombres que son
desleales a Dios, que profanan su santo día de reposo, que quieren
hallar dificultades en las declaraciones más sencillas de la Palabra,
que pervierten el verdadero significado de las Escrituras y que, al
mismo tiempo, hacen esfuerzos desesperados para armonizar su
desobediencia con las Escrituras. Pero la Palabra condena tales
prácticas, así como condenó a los escribas y fariseos en los días
de Cristo. Necesitamos saber qué es verdad. ¿Lo haremos como lo
hicieron los fariseos? ¿Nos apartaremos del más grande Maestro
que el mundo jamás haya conocido, para volvernos a las tradiciones,
máximas y dichos de los hombres?
Resultados de la transgresión de la ley
Hay muchas creencias que la mente no tiene derecho de albergar.
Adán creyó la mentira de Satanás, las astutas insinuaciones contra
el carácter de Dios. “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo:
De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia
del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás”.
Génesis 2:16, 17
. Cuando Satanás tentó a Eva,