Página 220 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Mensajes Selectos Tomo 1
le dijo: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del
huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles
del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio
del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no
muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que
sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos,
y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”.
Génesis 3:1-5
.
El conocimiento de la culpa era el que Dios no quería que tuvie-
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ran nuestros padres. Y cuando ellos aceptaron los asertos de Satanás,
que eran falsos, se introdujeron en nuestro mundo la desobediencia y
la transgresión. Esta desobediencia a la orden expresa de Dios, y este
creer la mentira de Satanás, abrieron las compuertas a las aflicciones
en el mundo. Satanás ha continuado la obra comenzada en el jardín
del Edén. Ha trabajado vigilantemente para que el hombre acepte
sus asertos como una prueba contra Dios. Ha trabajado contra Cristo
contrariando los esfuerzos que Jesús hace para restaurar la imagen
de Dios en el hombre e imprimir en su alma la similitud de Dios.
La creencia en una falsedad no convirtió a Pablo en un hombre
bondadoso, tierno y compasivo. Era un fanático religioso, grande-
mente airado contra la verdad concerniente a Jesús. Recorría el país
prendiendo a hombres y mujeres y llevándolos a la prisión. Ha-
blando de esto, dice, “Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de
Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel,
estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios,
como hoy lo sois todos vosotros. Perseguía yo este Camino hasta la
muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres”.
Hechos 22:3, 4
.
La familia humana está en dificultad debido a su transgresión de
la ley del Padre. Pero Dios no deja al pecador hasta que le muestra
el remedio para el mal. El unigénito Hijo de Dios ha muerto para
que podamos vivir. El Señor ha aceptado este sacrificio en nuestro
favor, como nuestro sustituto y garantía, bajo la condición de que
recibamos a Cristo y creamos en él. El pecador debe ir a Cristo con
fe, aferrarse de sus méritos, poner sus pecados sobre Aquel que los
lleva y recibir su perdón. Debido a esto vino Cristo al mundo. Así se
imputa la justicia de Cristo al pecador arrepentido que cree. Llega a
ser miembro de la familia real, hijo del Rey celestial, heredero de
Dios y coheredero con Cristo.
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