Capítulo 1—La inspiración de los escritores
proféticos
La inspiración de la palabra de Dios
Vivimos en un tiempo cuando con toda justicia puede pregun-
tarse: “Cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?”
Lucas 18:8
.
Oscuridad espiritual ha cubierto la tierra y densas tinieblas a las
gentes. Hay escepticismo e incredulidad en muchas iglesias en cuan-
to a la interpretación de las Escrituras. Muchos, muchísimos, ponen
en duda la veracidad y verdad de las Escrituras. El razonamiento
humano y las imaginaciones del corazón humano están socavando la
inspiración de la Palabra de Dios, y lo que debiera darse por sentado
está rodeado con una nube de misticismo. Nada es claro, nítido e
inamovible. Esta es una de las señales distintivas de los últimos días.
Este Libro Santo ha resistido los ataques de Satanás, quien se
ha unido con los impíos para envolver todo lo que es de carácter
divino con nubes y oscuridad. Pero el Señor ha preservado este Libro
Santo en su forma actual mediante su propio poder milagroso, como
un mapa o derrotero para la familia humana a fin de señalarnos el
camino al cielo.
Sin embargo, los oráculos de Dios han sido tan manifiestamente
descuidados, que no hay sino pocos en nuestro mundo, aun de los
que pretenden explicarlos a otros, que tienen el conocimiento divino
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de las Escrituras. Hay eruditos que tienen educación universitaria,
pero esos pastores no alimentan a la grey de Dios. No consideran que
las excelencias de las Escrituras continuamente estarán desplegando
sus tesoros ocultos, a medida que sean descubiertas joyas preciosas
cuando se cave en su procura.
Hay hombres que se esfuerzan por ser originales, que se ponen
por encima de lo que está escrito. Por lo tanto, su sabiduría es
necedad. Descubren por adelantado cosas admirables, ideas que
revelan que están muy atrasados en la comprensión de la voluntad
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