Página 253 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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El verbo hecho carne
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El mundo no conoció a Dios por sabiduría. Su estimación del
carácter divino, su imperfecto conocimiento de los atributos de Dios,
no aumentaron ni expandieron su concepto mental. Su mente no se
ennobleció en conformidad con la voluntad divina, sino que se su-
mergió en la más crasa idolatría. “Profesando ser sabios, se hicieron
necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza
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de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de
reptiles”.
Romanos 1:22, 23
. Este es el valor de todos los requisitos
y del conocimiento apartados de Cristo.
“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida—declara Cristo—;
nadie viene al Padre, sino por mí”.
Juan 14:6
. Cristo está investido
con poder para dar vida a todas las criaturas. “Como me envió el
Padre viviente—dice él—, y yo vivo por el Padre, asimismo el que
me come, él también vivirá por mí”. “El espíritu es el que da vida;
la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado
son espíritu y son vida”.
Juan 6:57, 63
. Cristo no se refiere acá a
su doctrina sino a su persona, a la divinidad de su carácter. El dice
otra vez: “De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es,
cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren
vivirán. Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también
ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad
de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del hombre”.
Juan 5:25-27
.
El significado del nacimiento de Cristo
Dios y Cristo sabían desde el principio en cuanto a la aposta-
sía de Satanás y a la caída de Adán por el poder engañador del
apóstata. El propósito del plan de salvación era redimir a la raza
caída, darle otra oportunidad. Cristo fue designado como Mediador
desde la creación de Dios, designado desde la eternidad para ser
nuestro sustituto y garantía. Antes de que fuera hecho el mundo, se
dispuso que la divinidad de Cristo estuviera revestida de humanidad.
“Me preparaste cuerpo” (
Hebreos 10:5
), dijo Cristo. Pero no vino
en forma humana hasta que hubo expirado la plenitud del tiempo.
Entonces vino a nuestro mundo como una criaturita en Belén.
A nadie nacido en el mundo, ni aun al más dotado de los hijos
de Dios, jamás se le ha expresado tal demostración de gozo como la
que saludó al recién nacido de Belén. Los ángeles de Dios entonaron
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