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Mensajes Selectos Tomo 1
ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en
semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al
pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en
nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al
Espíritu”.
Romanos 8:3, 4
.
El Señor vio nuestra condición caída. Vio nuestra necesidad de
gracia, y porque amaba nuestras almas, nos ha dado gracia y paz.
La gracia significa un favor para alguien que no lo merece, para
alguien que está perdido. El hecho de que seamos pecadores, en
vez de rechazarnos apartándonos de la misericordia y del amor de
Dios, hace que la práctica del amor de Dios sea para nosotros una
necesidad positiva a fin de que seamos salvados. Cristo dice: “No
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me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he
puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca”.
Juan 15:16
.
Cuando cayó Adán, Dios proveyó los medios para su restaura-
ción. A su debido tiempo, Jesús, el Príncipe de la vida, vino a nuestro
mundo para luchar con el poder de las tinieblas. En este mundo,
Satanás tuvo una oportunidad para demostrar el resultado de llevar
a cabo sus principios de no tener en cuenta ninguna ley, y Cristo,
con su obediencia inalterable a los mandamientos de su Padre, puso
de manifiesto el resultado de practicar los principios de la justicia.
De acuerdo con sus principios malignos, Satanás acosó al Hijo de
Dios con fieras tentaciones y finalmente lo llevó hasta el tribunal
para que fuera condenado a muerte sin causa. La confederación del
mal influyó en el corazón de los hombres para realizar los principios
del mal. Cristo y Barrabás fueron presentados ante la multitud. Ba-
rrabás era un notable ladrón y asesino; Cristo era el Hijo de Dios.
Pilato contempló a los dos y pensó que no habría duda en cuanto a
la elección de Jesús. Las señales de nobleza, inteligencia y pureza
se revelaban claramente en su rostro, en marcado contraste con los
burdos rasgos de Barrabás. Preguntó: “¿A cuál de los dos queréis
que os suelte?”
Mateo 27:21
. Y se oyó el ronco clamor de la turba
enfurecida que decía: “A Barrabás”. “Pilato les dijo: ¿Qué, pues, ha-
ré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado! Y
el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban
aún más, diciendo: ¡Sea crucificado!”
Mateo 27:22, 23
.