Página 47 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Capítulo 3—Actitudes acerca de los Testimonios
Una declaración temprana
Vi el estado de algunos que se adherían a la verdad presente pero
que no hacían caso de las visiones—la forma que el Señor había
escogido para enseñar, en algunos casos, a los que erraban en la
verdad bíblica. Vi que los que atacaban las visiones no atacaban
al gusano—al débil instrumento mediante el cual hablaba Dios—
sino al Espíritu Santo. Vi que era una cosa pequeña hablar contra
el instrumento, pero que era peligroso menospreciar las palabras de
Dios. Vi que si ellos estaban en error y Dios quería mostrarles sus
errores por medio de visiones, y ellos desdeñaban las enseñanzas
de Dios por medio de visiones, quedarían abandonados para que
siguieran sus propios caminos y corrieran en la senda del error
y pensaran que estaban en lo correcto hasta que se dieran cuenta
demasiado tarde. Entonces, en el tiempo de angustia, los oí clamar a
Dios en agonía: “¿Por qué no nos mostraste nuestro error para que
pudiéramos haber hecho lo correcto y hubiéramos estado listos para
este tiempo?” Entonces un ángel los señaló y dijo: “Mi Padre enseñó,
pero no quisisteis ser enseñados. Habló mediante visiones, pero
desdeñasteis su voz y él os abandonó a vuestros propios caminos
para que estuvierais satisfechos con vuestras propias obras” (Volante,
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To Those Who Are Receiving the Seal of the Living God,
[A los que
están recibiendo el sello del Dios vivo], folleto del 31 de enero de
1849).
Instrucción segura para los días finales
Una riqueza de influencia moral nos ha sido presentada en el
último medio siglo. Mediante su Espíritu Santo, la voz de Dios nos
ha venido continuamente en forma de amonestación e instrucción,
para confirmar la fe de los creyentes en el espíritu de profecía. El
mensaje ha venido repetidas veces: Escribe las cosas que te he dado
para confirmar la fe de mi pueblo en la posición que ha tomado.
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