Página 60 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Mensajes Selectos Tomo 1
esos dos hermanos hablaron vigorosamente de haber perdido su
confianza en la obra.
Mi esposo entregó el folletito al pastor Hart y le pidió que leyera
lo que estaba escrito en la página del título. El leyó: “Un bosquejo
de la experiencia cristiana y visiones de la Sra. E. G. de White”.
Durante un momento hubo silencio, y entonces mi esposo explicó
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que habíamos estado muy escasos de recursos y habíamos podido
imprimir al principio sólo un folletito y prometió a los hermanos
que cuando se consiguieran suficientes medios, se publicarían más
plenamente las visiones en forma de libro.
El pastor Butler quedó profundamente conmovido, y dijo después
de que se hubo presentado la explicación: “Postrémonos ante Dios”.
Siguieron oraciones, llanto y confesiones como rara vez hemos oído.
El Hno. Butler dijo: “Hno. White, perdóneme. Temí que es-
tuvieran tratando Uds. de ocultar de nosotros algo de la luz que
debiéramos recibir. Perdóneme, Hna. White”. Entonces el poder
de Dios se presentó en la reunión de una manera maravillosa.—
The Writing and Sending Out of the Testimonies to the Church [La
redacción y distribución de los testimonios para la iglesia], 3-9
.
La obra y los ayudantes
Sanatorio, California,
23 de octubre de 1907
Querido Hno. [F. M.] Wilcox:
Recibí y leí su reciente carta. Acerca de la hermana que piensa
que ha sido elegida para ocupar el puesto que ha ocupado la Hna.
White, tengo esto que decir: Puede ser sincera, pero está ciertamente
equivocada.
Más o menos un año después de la muerte de mi esposo, estuve
muy débil y se temió que no viviría sino un corto tiempo. En el
congreso de Healdsburg, fui llevada a la carpa donde había una
gran reunión de nuestros hermanos. Pedí que me levantaran del
sofá donde estaba recostada y me ayudaran a llegar al estrado del
predicador para que pudiera decir unas pocas palabras de despedida
a los hermanos. Cuando traté de hablar, el poder de Dios vino sobre
mí y me conmovió completamente. Muchos de la congregación
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observaron que yo estaba débil y que mi rostro y manos estaban