Página 104 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Publicando y viajando
En junio de 1849, se nos presentó la oportunidad de establecer
nuestro hogar temporalmente en Rocky Hill, Connecticut. El 28 de
julio nació en este lugar nuestro segundo hijo, Jaime Edson.
Mientras vivíamos allí, mi esposo tuvo la impresión de que
era su deber escribir y publicar acerca de la verdad presente. Se
sintió muy animado y bendecido al decidir hacerlo, pero también
perplejo puesto que carecía de dinero. Había hermanos que tenían
recursos económicos, pero no estuvieron dispuestos a compartirlos.
Finalmente, presa del desánimo, abandonó la idea y decidió buscar
un campo de heno para segarlo. Al salir él de la casa, sentí una
gran preocupación y me desmayé. Ofrecieron oraciones para mi
restablecimiento y fui bendecida y tomada en visión. Vi que el Señor
había bendecido y fortalecido a mi esposo para que trabajara en el
campo un año antes; que él había utilizado correctamente los medios
que había recibido; y que tendría cien veces más en su vida, y si
era fiel, una abundante recompensa en el reino de Dios; pero que en
esta ocasión, el Señor no le concedería fortaleza para trabajar en el
campo, porque tenía otra obra para él; que debía avanzar con fe y
escribir y publicar acerca de la verdad presente. Comenzó a escribir
inmediatamente, y cuando llegaba a algún pasaje difícil, le pedíamos
al Señor que nos revelara el verdadero significado de su Palabra.
Más o menos en ese tiempo comenzó a publicar una hojita
titulada
The Present Truth
(La verdad presente). La imprenta se
encontraba en Middletown, a doce kilómetros de Rocky Hill, y él con
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frecuencia caminaba esta distancia de ida y vuelta, aunque entonces
cojeaba de un pie. Cuando trajo el primer número de la imprenta,
nos arrodillamos alrededor de él y le pedimos al Señor con humildad
y muchas lágrimas que bendijera los débiles esfuerzos de su siervo.
Luego mi esposo envió las hojitas a todas las personas que pensó que
las leerían, y las llevó al correo en un bolso de mano. Cada número
se llevaba cada vez de Middletown a Rocky Hill. Antes de preparar
las publicaciones para llevarlas al correo, las extendíamos delante
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