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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
Vi que la iglesia ha perdido casi completamente el espíritu de
abnegación y sacrificio; sus miembros ponen en primer lugar el yo y
los intereses propios, y luego hacen por la causa lo que creen que no
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les cuesta nada. Un sacrificio tal es defectuoso, y no es acepto a Dios.
Todos deben interesarse por hacer cuanto puedan para promover la
causa. Vi que los que no tienen propiedades, pero tienen fuerza
corporal, son responsables delante de Dios por su fuerza. Debieran
ser diligentes en los negocios y fervientes en espíritu; no deben
dejar que realicen todos los sacrificios los que tienen posesiones.
Vi que ellos también pueden sacrificarse, y que el hacerlo es deber
suyo tanto como de los que tienen propiedades. Pero muchas veces
los que no tienen posesiones no se dan cuenta de que ellos pueden
negarse a sí mismos de muchas maneras; pueden gastar menos para
sus cuerpos y para complacer sus gustos y apetitos, y ahorrar mucho
para la causa, para así hacerse tesoros en los cielos. Vi que hay
hermosura y belleza en la verdad; pero si se le quita el poder de
Dios, se vuelve impotente.
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