Página 135 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Opositores de la verdad
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semejante de corazones corrompidos bajo la toga de la religión.
Algunos corazones sinceros han sido influidos por ellos, y han con-
cluido que deben tener por lo menos alguna razón que justifique
sus declaraciones, pensando que estas personas son incapaces de
pronunciar falsedades tan evidentes. Vi que tales individuos tendrían
evidencia de la verdad en estos asuntos. La iglesia de Dios debiera
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avanzar directamente, como si no existiera esta gente en el mundo.
Vi que era necesario hacer esfuerzos definidos para mostrar a
los que llevan una vida impía el daño que están haciendo, y si no
se reforman, debieran ser separados de los rectos y santos, para que
Dios tenga un pueblo limpio y puro en el que se pueda complacer.
No deshonréis a Dios vinculando o uniendo lo limpio con lo impuro.
Se me mostró algunos que iban del este al oeste. Vi que el
propósito de los que viajaban del este al oeste no debía ser hacerse
ricos, sino ganar almas para la verdad. El ángel dijo: “Que vuestras
obras muestren que no ha sido por honor o en busca de tesoros
terrenales, que os habéis trasladado al oeste, sino para levantar y
exaltar el estandarte de la verdad”. Vi que los que se trasladan al
oeste debieran comportarse como personas que esperan a su Señor.
El ángel dijo: “Sed ejemplos vivientes para los que viven en el oeste.
Que vuestras palabras muestren que sois pueblo peculiar de Dios, y
que tenéis una obra peculiar que llevar a cabo, dar el último mensaje
de misericordia al mundo. Que vuestras obras muestren a los que
están a vuestro alrededor que este mundo no es vuestro hogar”. Vi
que los que se habían enredado debían romper la trampa del enemigo
y libertarse. No os hagáis tesoros en la tierra, sino que mostrad por
vuestras vidas que estáis haciendoos tesoros en el cielo. Si Dios os
ha llamado a ir al oeste, él tiene una obra, una obra exaltada, para que
hagáis. Que vuestra fe y experiencia ayuden a los que no poseen una
experiencia viviente. Que vuestra atracción no se fije en este pobre
mundo, que es un grano de polvo, sino dejadla dirigirse hacia arriba,
hacia Dios, hacia la gloria y hacia el cielo. Que las preocupaciones
y la perplejidad ocasionadas por las granjas no os llenen la mente,
sino gozaos en la contemplación de la granja de Abraham. Somos
herederos de esa herencia inmortal. Quitad vuestros afectos de la
tierra y espaciaos en las cosas celestiales.
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