La responsabilidad de los padres
Vi que descansa sobre los padres una gran responsabilidad. De-
ben dirigir a sus hijos y no dejarse manipular por ellos. Se me señaló
el caso de Abraham. El era fiel en su casa, gobernó a su familia
después de él, y ello fue recordado por Dios.
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Se me mencionó luego el caso de Elí. El no reprendía a sus hijos
y éstos se pervirtieron y envilecieron, y por su maldad extraviaron
a Israel. Cuando Dios hizo conocer sus pecados a Samuel, y le
comunicó la grave maldición que los iba a sobrecoger porque Elí no
los había reprendido, dijo que sus pecados no podían ser limpiados
por sacrificios u ofrendas. Cuando Samuel le transmitió lo que el
Señor le había revelado, Elí se sometió, diciendo: “Jehová es; haga lo
que bien le pareciere”.
1 Samuel 3:18
. La maldición de Dios no tardó
en sobrevenir. Aquellos malvados sacerdotes fueron muertos así
como treinta mil hombres de Israel, y el arca de Dios fue tomada por
el enemigo. Y cuando Elí oyó que el arca de Dios fue tomada, cayó
de espaldas y murió. Todo este mal resultó de la negligencia de Elí
en cuanto a reprender a sus hijos. Vi que si Dios era tan escrupuloso
que advertía tales cosas antiguamente, no las nota menos en estos
últimos días.
Los padres deben gobernar a sus hijos, corregir sus acciones
y subyugarlos, o Dios destruirá seguramente a sus hijos en el día
de su gran ira, y los padres que no hayan dominado a sus hijos no
quedarán sin culpa. De manera especial, deben los siervos de Dios
gobernar a sus propias familias y mantenerlas en buena sujeción. Vi
que no están preparados para juzgar o decidir asuntos de la iglesia,
a menos que puedan gobernar bien su propia casa. Primero deben
poner orden en su casa, y luego su juicio e influencia pesarán en la
iglesia.
Vi que las visiones no habían sido más frecuentes últimamente
porque no han sido apreciadas por la iglesia. La iglesia ha perdido
casi completamente su espiritualidad y fe, y las reprensiones y amo-
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