Página 209 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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La iglesia de Laodicea
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obtendrán poder divino de Jesús, y crecerán en él, y podrán decir con
santo triunfo: “Gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por
medio de nuestro Señor Jesucristo”.
1 Corintios 15:57
. Le agradaría
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más al Señor si los tibios profesores de religión nunca hubieran
mencionado su nombre. Son un lastre continuo para los que quie-
ren ser fieles seguidores de Jesús. Son piedra de tropiezo para los
incrédulos, y los ángeles malignos se regocijan por su conducta, y
ellos se burlan de los ángeles de Dios mediante su conducta torcida.
Tales personas son una maldición para la causa en este país y en el
extranjero. Se aproximan a Dios solamente de labios, mientras su
corazón se encuentra lejos de él.
Vi que el pueblo de Dios no debía imitar las modas del mundo.
Algunos lo han hecho, debido a lo cual están perdiendo rápidamente
el carácter peculiar y santo que debiera distinguirlos como pueblo
de Dios. Se me llamó la atención al antiguo pueblo de Dios y se me
dijo que comparara su vestimenta con la moda imperante en estos
últimos días. ¡Qué diferencia! ¡Qué cambio! Entonces las mujeres
no eran tan atrevidas como ahora. Cuando se presentaban en público
se cubrían la cara con un velo. En estos últimos días las modas son
vergonzosas e inmodestas. La profecía se ha ocupado de ellas. Fue-
ron introducidas por una clase de personas sobre las cuales Satanás
tenía completo control, “los cuales después que perdieron toda sensi-
bilidad (sin tener ninguna persuasión de parte del Espíritu de Dios),
se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de
impureza”.
Efesios 4:19
. Si el profeso pueblo de Dios no se hubiera
alejado tanto de él, actualmente existiría una marcada diferencia
entre su vestimenta y la del mundo. Los sombreros pequeños que
exponen la cara y la cabeza son un indicio de falta de modestia. Los
aros utilizados para dar ruedo a los vestidos son una vergüenza. Los
habitantes del mundo cada vez se tornan más corrompidos, de modo
que la línea de distinción entre ellos y el Israel de Dios debe tornarse
más evidente, porque en caso contrario la maldición que afecta a los
mundanos también caerá sobre el profeso pueblo de Dios.
Se me llamó la atención a los siguientes pasajes bíblicos. Dijo
el ángel: “Deben instruir al pueblo de Dios”. (
1 Timoteo 2:9-10
):
“Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor
y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos
costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que