Página 210 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

Basic HTML Version

206
Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
profesan piedad”. (
1 Pedro 3:3-5
): “Vuestro atavío no sea el externo
de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino
el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu
afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque
[175]
así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que
esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos”.
Dios está probando ahora a las personas jóvenes y a las de edad.
Vosotros estáis decidiendo vuestro destino eterno. Vuestro orgullo,
vuestro amor a las modas mundanas, vuestra conversación vana y
frívola, vuestro egoísmo, son todos puestos en la balanza, y el mal
pesa temiblemente contra vosotros. Sois pobres, y miserables, ciegos
y desnudos. Mientras el mal aumenta y se arraiga profundamente,
comienza a ahogar la buena simiente que ha sido sembrada en el
corazón; y pronto las mismas palabras que se pronunciaron en el
caso de la casa del sacerdote Elí también serán pronunciadas por los
ángeles con respecto a vosotros. Vuestra iniquidad “no será expiada
jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas”.
1 Samuel 3:14
. Muchas
personas que vi se complacían a sí mismas pensando que eran buenos
cristianos, pero en realidad no habían recibido ni un solo rayo de luz
procedente de Jesús. No saben en qué consiste ser renovados por la
gracia de Dios. Carecen de experiencia propia eficaz en las cosas de
Dios. Y vi que el Señor le estaba sacando filo a su espada en el cielo
para segarlos. ¡Ojalá que toda persona que profesa tibiamente su
creencia pudiese comprender la obra de limpieza que Dios está por
realizar entre su pueblo profeso! Estimados amigos, no os engañéis
acerca de vuestra condición. No podéis engañar a Dios. Dice el
Testigo Fiel: “Conozco tus obras”.
Apocalipsis 3:1
. El tercer ángel
está conduciendo a un pueblo paso a paso cada vez más arriba. A
cada paso será probado.
El plan de la dadivosidad sistemátic
está agradando a Dios. Se
me llamó la atención a los días de los apóstoles, y vi que Dios había
trazado el plan mediante el descenso de su Espíritu Santo, y que
por medio del espíritu de profecía había instruido a su pueblo con
respecto al sistema de dadivosidad. Todos debían participar en esta
obra de compartir sus cosas materiales con los que les suministraban
las cosas espirituales. También se les enseñó que las viudas y los
Véase el Apéndice.