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              Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
            
            
              posterior, y que tenéis cuantiosas posesiones, Dios os ha llamado al
            
            
              campo, no solamente para que disfrutéis de la verdad, sino también
            
            
              para que ayudéis con vuestros bienes a llevar adelante esta gran obra.
            
            
              Y si os interesáis en esta obra avanzaréis e invertiréis en ella una
            
            
              parte de vuestros bienes, para que otros puedan salvarse mediante
            
            
              [177]
            
            
              vuestros esfuerzos, y así cosecharéis con ellos la recompensa final.
            
            
              Se han realizado grandes sacrificios y se han soportado privaciones
            
            
              para hacer brillar la verdad con clara luz delante de vosotros. Ahora
            
            
              Dios os llama, porque es vuestro turno de hacer grandes esfuerzos y
            
            
              sacrificaros a fin de colocar la verdad ante los que se encuentran en
            
            
              tinieblas. Dios requiere esto. Puesto que profesáis creer la verdad,
            
            
              dejad que vuestras obras den testimonio de este hecho. Vuestra fe
            
            
              estará muerta a menos que la pongáis en acción. Ninguna otra cosa
            
            
              fuera de una fe activa os salvará de los terribles acontecimientos que
            
            
              están por sobrevenir.
            
            
              Vi que ha llegado el tiempo cuando los que tienen cuantiosas
            
            
              posesiones deben actuar rápidamente. Es tiempo de que no sólo ha-
            
            
              gan provisión para la causa según Dios
            
            
              ahora
            
            
              los está prosperando,
            
            
              sino en la forma como los
            
            
              ha
            
            
              prosperado. Durante los días de los
            
            
              apóstoles se trazaron planes especiales para que algunos no estuvie-
            
            
              ran aliviados mientras otros estaban recargados. Se adoptaron las
            
            
              disposiciones necesarias para que todos participaran equitativamente
            
            
              en las cargas de la iglesia de Dios de acuerdo con sus habilidades.
            
            
              Dijo el ángel: “El hacha está puesta a la raíz de los árboles”.
            
            
              Mateo
            
            
              3:10
            
            
              . Los que, como Judas, han confiado en los tesoros terrenales,
            
            
              se quejarán en la misma forma como él lo hizo. Su corazón codi-
            
            
              ciaba el costoso ungüento derramado sobre Jesús, y procuró ocultar
            
            
              su egoísmo bajo una piadosa consideración por los pobres: “¿Por
            
            
              qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a
            
            
              los pobres?”
            
            
              Juan 12:5
            
            
              . El quería tener el perfume en su posesión,
            
            
              porque así no se derrocharía en el Salvador. El lo aplicaría a su
            
            
              uso personal y lo vendería para quedarse con el dinero. Valoraba a
            
            
              su Señor tan sólo lo suficiente para venderlo por treinta piezas de
            
            
              plata a hombres perversos. Así como Judas presentó a los pobres
            
            
              como una excusa de su egoísmo, así también hay cristianos profesos
            
            
              cuyos corazones son codiciosos, que procuran esconder su egoísmo
            
            
              detrás de una rectitud fingida. Afirman que al adoptar nosotros la
            
            
              dadivosidad sistemática estamos llegando a ser como las iglesias