Página 232 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Se reprende la negligencia
Queridos hermanos y hermanas: Dios nuevamente me ha visi-
tado en su misericordia, en tiempo de congoja y aflicción. El 23
de diciembre de 1860 fui tomada en visión y se me mostraron los
errores cometidos por ciertas personas que han afectado a la causa.
No me atrevo a retener el testimonio para la iglesia a fin de evitar
herir los sentimientos de algunas personas.
Se me mostró la condición espiritual pobre del pueblo de Dios;
y vi que Dios no se había alejado de él, sino que el pueblo se había
apartado de Dios, y se había tornado indiferente. Poseen la teoría
de la verdad pero no tienen su poder salvador. A medida que nos
aproximamos al final del tiempo, Satanás desciende con gran poder,
sabiendo que tiene poco tiempo. Su poder se ejercerá especialmente
contra el pueblo remanente. Dará batalla contra ellos y tratará de
dividirlos y esparcirlos para que se debiliten y sean derrotados. El
pueblo de Dios debiera avanzar con entendimiento, y debiera unirse
en sus esfuerzos. Debieran tener un mismo propósito y discerni-
miento, porque entonces sus esfuerzos no se perderían, sino que
ejercerían una influencia poderosa en la edificación de la causa de la
verdad presente. Es necesario mantener el orden, y debe actuarse con
unidad en este propósito, porque en caso contrario Satanás sacará
ventaja.
Vi que el enemigo actuaría en toda forma posible para desalentar
al pueblo de Dios, para confundirlo y presentarle dificultades, y que
el pueblo de Dios debía avanzar con discernimiento y prepararse
para resistir los ataques de Satanás. Los asuntos pertenecientes a la
iglesia no deben dejarse inconclusos. Hay que tomar las medidas
necesarias para asegurar la propiedad de la iglesia para la causa de
Dios, a fin de que la obra no se atrase en su progreso y para que
los medios que los hermanos desean dedicar a la causa de Dios no
sean traspasados a las filas del enemigo. Vi que el pueblo de Dios
debía actuar con sabiduría y no dejar nada por hacer de su parte
para colocar los negocios de la iglesia en una condición segura.
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